Alrededor de las 23:53 hr. terminaba recién el turno del doctor Kim, Kim JunmYeo, para ser más precisos. Aquel día se había transformado en un desastre, tanto para él como para sus colegas, quienes habían tenido la mala suerte de presenciar un suicidio en frente de sus propios ojos. Un chico de al menos unos veinte cinco a veinte siete años de edad había irrumpido en la junta médica que se realizaba a medio día, en el cual analizaban minuciosamente los casos de pacientes con urgencia ante una cirugía o trasplante. El joven Wu YiFan padecía de esquizofrenia, una enfermedad en la que se sufre de pensamientos y alucinaciones perturbadoras, donde el individuo se ve confundido y en muchas ocasiones, alterado.
Sin contar con el cáncer pulmonar que sufría desde la adolescencia, YiFan no demostraba conductas extrañas o violentas, sin embargo, de la esquizofrenia del paciente no tenían conocimiento, o al menos hasta la hora en que el joven entró gritando barbaridades hacia la sala de reuniones, donde luego de golpear y amenazar a un par de enfermeras y empujar al director del hospital contra la mesa, posicionó una navaja de forma horizontal sobre su propio cuello, rebanando en segundos y produciendo, por consecuencia, una hemorragia. Pese a los intentos de intervenir en el pabellón para detener la hemorragia externa, el joven murió pasadas las nueve de la noche de un día jueves.
A junmyeon se le repetía vez tras vez la escena presenciada y como esa sangre escurría como agua de un grifo por el cuerpo del joven, causando una posa a su alrededor. Él era doctor, y el hecho de ver sangre, un corte o una herida no debía ser signo de asco o molestia, estaba acostumbrado ante aquello, pero el ver a una persona quitarse la vida ante sus propios ojos era algo totalmente diferente y fuera de su rutina.
Salía del estacionamiento del hospital en su auto, cómodamente manejando, a pesar de lo perturbador que había sido su día, y ahí lo vio, un bulto en medio de la vereda, parecía dar pequeños saltos de hipotermia o convulsión. Detuvo su vehículo en seco y se bajó, prácticamente corriendo, al encuentro del desafortunado. Y estaba allí, un joven veinteañero, que por lo poco que se podía apreciar bajo las manchas de sangre y hematomas, su piel era blanca como un copo de nieve. No, definitivamente no dejaría a alguien morir una vez más ante sus ojos. Inmediatamente lo tomó entre sus brazos, recibiendo un quejido por parte del sujeto en cuestión, quien parecía de un momento a otro desvanecerse entre los brazos del médico. Oh no, no otra vez, lo juro.
El chico contaba con múltiples hematomas en su rostro, y podía apostar que en el resto de su cuerpo también, tenía heridas en sus mejillas, labios y sus manos parecían que habían estado forcejeando y tironeando de algo áspero, sumado al sudor que envolvía el joven cuerpo. Con un dilema en sus pensamientos no sabía si llevarlo a una clínica y que atendieran al chico cobrándole sumas de dinero enormes por días extras que no debía de haber pasado en el hospital, o llevarlo a su casa, en donde tenía todo lo necesario para atender desde un rasguño, hasta una herida de bala o arma corto punzante. Por alguna extraña razón, ese día no se le apetecía volver a su trabajo en donde tendría que ir de aquí para allá buscando la estabilidad medica del joven, que ahora estaba en los asientos traseros de su auto, por lo que decidió sin más llevárselo hacia su casa, ubicada en los suburbios más ricos de todo Seúl, con una vista esplendorosa del río Han, y estructuras arquitectónicas que demostraban un alto coste de dinero, qué más se podía esperar de un médico de hospital, que, además contaba con ser el heredero de una de las clínicas más prestigiosa dentro de la ciudad. Pero no hablemos de él, a quién le importa.
Tras llegar hasta su hogar y estacionar dentro del garaje, bajó al joven cargándolo entre sus brazos, aún dormido, la paliza que había recibido parecía haber sido grande, para mantenerse inconsciente hasta el momento. Rogaba a todo lo que fuese que su novia no estuviese en casa para increparlo y hacerle una serie de cuestionamientos, como el hecho de no haber llegado a la cena con los padres de ambos, había recibido un total de sesenta y cinco llamadas de parte de la chica durante todo el día, no contestaría, claro que no, tenía cosas más importantes con las cuales lidiar. A veces, Krystal podía ser tan molesta.
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G O I N G C R A Z Y ➺ KAISOO || EXO
Misterio / Suspenso» Me elevas como una espesa niebla, cortando mi aliento, me está matando. Estas heridas infectadas se están volviendo más profundas, pero eras tú. Ese día de pesadilla viene a mi mente y me digo a mi mismo que no será así esta vez, pero te estás des...