Primer capítulo - el inicio de una aventura
Una vez más, regreso hacia mi hogar, si es que se puede llamar así, con los ojos rojos y mis pupilas dilatadas, todo me pasa lento y siento hasta la más mínima brisa en mi rostro, sé que mi madre va a estar muy decepcionada cuando me vea llegar así por quinta ocasión. Ella se enoja muy frecuentemente, dice que soy una mala influencia para mi hermanito menor, pero qué puedo hacer, si mi padre, es solo un borracho que llega a la casa para gritarnos y amenazarnos.
Cuando esto sucede me llevo a mi hermanito hacia mi cuarto, que queda en la azotea, ya que en los tres últimos meses he estado viviendo allí, lo escondo en uno de mis armarios; cuando está muy borracho no sube, ya que se ha caído de las gradas unas cuantas veces, pero cuando solamente está tomado unas algunas copas, sube y trata de encontrar a mi hermano para golpearlo, ya que según él, mi hermanito le recuerda a su infancia, yo, por protegerlo de mi padre, usualmente soy a la que él golpea; mi hermanito, muchas veces me ha contado que quiere salir del escondite, pero yo se lo tengo prohibido, ya que en tal caso, que puede hacer un chiquillo de seis años.
Llego a mi casa y por algún motivo, extraño y desconocido no hay nadie, reviso el refrigerador para ver si mi madre, me dejó alguna nota antes de salir, pero no es el caso, subo a mi cuarto, llevándome algunas frutas y mermeladas, y al son de Ill Bambinos, me dispongo a disfrutar del gran viaje que me hace sentir mi santa planta, como yo la llamo.
Hoy mi padre no llega a la casa, pues tiene un turno doble, estas noches cuando él no está, son muy tranquilas y alegres, algunas veces vemos películas con mi madre y mi hermanito, usualmente son películas animadas, ya que el pequeño es siempre el que tiene el mando, esta vez no es diferente, luego de una regañada por llegar en mis “vuelos” como ella lo dice, vemos Wall-e, esta no es la película preferida de mi hermano, pero la mía si, ya que según yo encierra un gran concepto, y la considera la película de niños, más para adultos de esta época, como me siento en un “estado superior”, disfruto cada segundo de la película, ya que parece como si yo fuera parte de la trama.
Es un nuevo día, tengo clases a las nueve de la mañana, lo que amo de mi universidad, es que no tengo que madrugar mucho, voy y como es viernes, quedamos con unos amigos para vernos al final del día y salir a divertirnos un poco por fin de exámenes, el día transcurre de lo más normal, me entregan las notas de algunos exámenes y creo que sí puedo pasar el ciclo, alcanzaré el puntaje mínimo, pero es no importa; al llegar la noche, nos reunimos y salimos a un bar-karaoke, se va también un muchacho que me gusta, la verdad, desde hace poco, ya que lo conocí en primer ciclo, lo malo es que le gusta también a mi amiga, y ella en su afán de que él le preste atención, se porta como toda una regalada, eso la verdad no me preocupa, ya que como soy, tampoco es que quiero algo serio con él.
Luego de algunas copas de canelazo y de cerveza, ya todos hemos sido parte del karaoke, haciendo alarde a la famosísima frase que circula últimamente, “más alcohol, menos inhibición”. Salimos un rato con Sebastián a tomar aire, mi amiga, a la cual también le gusta, se queda muy celosa en la mesa con el resto de amigos, la verdad ella no puede disimular su indignación, afuera conversamos de rock y animes, que son nuestros temas favoritos, la verdad estoy muy tomada como para recordar todo lo que dijimos en ese instante, nos subimos a su carro, ya que está lloviendo y de un rato al otro empezamos a besarnos desesperadamente, como si ambos hubiésemos estado en espera de este momento.
Paramos un momento ya que si alguien nos ve, podría acusarnos de escándalo público, y no quiero llamar a mi madre a la media noche, para que me vaya a ver en la cárcel o en la penitenciaría, él me propone ir a su casa, yo no me niego, ya que la combinación de alcohol y ese calentón de momento, me tienen a todo mi nivel de excitación. Nos vamos sin siquiera despedirnos, ya que ambos tenemos una necesidad en común, él no vive muy lejos, por lo que nos tardamos diez minutos en llegar, vive solo, por lo que nadie nos molestará.
Él me dice que suba a su habitación y le espere, ya que va a traer una sorpresa, voy despacio, ya que la luz está apagada y no queremos despertar a la dueña de casa, las gradas se mueven un poco y tropiezo, él viene a ver si no estoy lastimada y al percatarse de que todo está bien, me indica su cuarto y se retira nuevamente, me quito la chaqueta, ya que está un poco húmeda por la lluvia y también me quito los tacones altos que traigo, pues no aguanto más el dolor de pies, enciendo el televisor y casi al instante él llega, con una nutella en las manos.
Sin decir nada, salto a sus brazos, y nos besamos apasionadamente, él me quita la blusa y los jeans, yo hago lo mismo con él, lo despojo de su ropa y nos acostamos en la cama, para nuestra comodidad, él abre la nutella, y me unta un poco por la boca, el cuello y mis pechos, baja por mi estómago y llega a mi parte más íntima, él se come un poco de nutella y eso me provoca en un instante, lo beso y ese sabor, es como una droga para mí, puedo notar que está usando el perfume que le regalé en su cumpleaños, me quita la nutella del cuello con la boca y baja, siguiendo el camino que él mismo hizo hace un instante, eso me excita cada vez más, ha bajado completamente hacia mi sexo y está excitándolo como todo un profesional, la verdad no pensé que lo haría tan bien un muchacho que pasa la mayor parte de su tiempo dibujando, viendo animes o jugando en el ordenador, regresa a mi boca y me hace probar mi propio sabor; hay algo que siempre he querido hacer y ésta es mi oportunidad, aunque muy tímida aún, le digo que hagamos el sesenta y nueve, no estoy muy segura de como ejecutarlo, pero estoy tan mojada, que no me importa como lo haga yo, sino como lo haga él.
Estoy en un momento tal de éxtasis, que él se pone el condón y me penetra suavemente, no siento dolor, ya que sus estímulos previos han tenido éxito, sale de nuevo y me arqueo, para que vuelva a entrar, es muy cuidadoso cuando lo hace y se fija en mis reacciones para no hacerme daño, luego de la tercera entrada me pregunta - ¿Estás bien, te duele? - casi sin respiración, logro decirle que estoy bien y que siga, él sigue una y otra vez, adentro y afuera, mis movimientos son mínimos pero fuertes ya que no puedo soportar tanto placer, al final, él me dice que va a terminar y juntos nos movemos, acabamos iguales y enseguida nos quedamos dormidos.
Me levanto asustada, es el día siguiente, eso es malo, sigo en la cama de Sebastián, busco mi blackberry y veo nueve llamadas perdidas, siete de mi madre, que seguramente debe estar furiosa por lo que ayer no llegue a casa, y dos de mis amigas, que también deben estar molestas, ya que se supone que al final de la noche íbamos a pasarles dejando por sus casas.
Entra una llamada en este instante y es…