Wasted [Fontcest]

Capítulo 23

Ambos hermanos esqueleto hacían presencia en Waterfall, Caminando por un camino que Ganz conocía perfectamente.

— ¿Para que vamos a casa de Undyne?— Preguntó mientras seguía a su hermano.

— Para quemarla, esa traidora ya no tiene hogar aquí— respondió tranquilamente Papyrus.

No tardaron en llegar a la casa, Papyrus abrió la puerta de una patada y entró junto a Ganz.

— No puedes quemarla,es su casa— respondió Ganz, mirando el interior, fijando su vista en el piano que ahí había.

— Por supuesto que podría, pero no lo haré, no vengo por eso— Papyrus caminó a la puerta que daba al cuarto de la pez,y entró a este sin problema.

Ganz por su parte se acercó al piano y tocó un par de teclas escuchando el sonido que estás emitían, yendo justo después al cuarto de Undyne.

En el cuarto había una mesa con una flor ya marchita por la falta de cuidados, un ordenador, un armario con un espejo en la puerta, un póster y la cama; Papyrus estaba al lado de esta última, sosteniendo algo entre sus manos que Ganz no lograba ver.

— ¿Qué es?— preguntó Mel a Ganz apareciendo a su lado.

— No lo sé, no logro verlo— respondió Ganz en voz baja.

— ¿Sabes que siempre que hablas con ese tal "Mel" te escucho, no? Y esto, es lo que yo merezco y no Undyne— Papyrus mostró una especie de medalla.

— Eso...— Ganz no dijo nada más, sabía lo que era.

Tal medalla, era una condecoración que había recibido en su día Undyne, por ser la capitana de la guardia real, y concretamente por obtener dos de las seis almas humanas que ya tenían.

— Ganz, sal de la habitación— avisó Mel— tengo un mal presentimiento— explicó, mirado ambos como Papyrus guardaba la medalla.

El mencionado, sin gran atención hizo caso al espíritu, saliendo del cuarto y yendo al piano, sentándose en la banca de este mientras esperaba a su hermano menor.

— Deberíamos irnos

— No podemos Mel, nos alcanzaría, además... Le prometí mantenerme a su lado

Ambos miraron hacia la puerta del cuarto al oír que se cerraba, observando a Papyrus con un hueso en su mano.

— Bueno, Sans— Ganz se tensó al escuchar ese nombre— Alphys me informó que tienes en tu poder algo muy curioso, bueno "en tu poder", y quiero que me lo des, las píldoras de determinación

— No sé de qué me hablas— Respondió Ganz— y llámame Ganz, no Sans— volvió su vista al piano, tocando algunas notas sin sentido.

— Oh, si que lo sabes— el hueso atravesó la mano de Ganz, para su suerte era un hueso azul, así que no le haría daño si no se movía— Alphys lo encontró en algunos escritos, de un tal W.D, y ahí salía nuestra dirección, concretamente la puerta de detrás de la casa escondida, y solo tú sabes entrar

— Sigo sin saber de qué hablas— miró el hueso en su mano, otro hueso azul atravesó su pierna.

— Ganz, dame la llave— Papyrus se agachó poniéndose cara a cara con Ganz.

— ¿Para esto me has traído aquí?

— Bueno, si se rompe algo, prefiero que no sea en mi casa

— No le digas nada, esas píldoras son peligrosas— habló Mel— en malas manos estará todo jodido

— Son peligrosas, Papyrus, podrían matar aquel al que las toma— Medio mintió, queriendo que Papyrus dejase el tema.

— Tu sigues vivo— Papyrus clavó un hueso en la otra mano de Ganz, pero esta vez uno normal.