melancólica felicidad

Cuando te veo y no lo sabes

siempre pasa y a veces sin querer, te veo por ahí... ríes y hablas con esa felicidad propia de ti, lo haces de manera tan natural que contagias tu alegría a las personas que te rodean, y yo solo observo un poco celoso, queriendo algo de esa especial alegría y sonrisas hermosas que emiten tus labios perfectos, como tallados por las manos de un maestro escultor sobre el más fino y puro mármol.

mis días son más agradables si tengo el recuerdo de tu bella imagen y risa escandalosa, cada oportunidad que tengo de intercambiar palabras o cumplidos contigo son un motivo de ver los días tristes por tanto estrés cotidiano, de manera positiva y a la espera de poder hablarte de nuevo, silencioso camino por las calles mojadas de esta ciudad, pensando si será posible que tengas en el día algún pensamiento fugaz sobre mi. yo solo recuerdo aquella noche en que las estrellas se alinearon para que tu y yo nos abrazáramos, y el efímero momento en el que pude acariciar tu cabello, sentía tu respiración en mi pecho porque tenías tu cabeza bajo la mía, no sé si lo imaginé... pero recuerdo el rose de tus pestañas sobre mi piel y débiles intentos de tus brazos por abrazarme al igual que tenues sonidos agradables de tu voz diciendo: "tengo frío", yo solo esperaba que ese momento fuera eterno, poder abrazarte toda la noche y dormir a tu lado. 

sin embargo nada es eterno, tu lo sabes y yo también, y al volver a nuestras ordinarias vidas yo solo te observo, de vez en cuando intercambiamos palabras con cierta carga emocional pero nada comprometedoras y aun así me gustas tanto que creo que te das cuenta, pero los hombres no somos tan comprensivos de esas indirectas del sexo opuesto y no soy la excepción, me conformo con saber que compartes ciertas cosas de tu vida conmigo y te preocupas por mí, o eso quiero pensar... y por ahora seguiré escribiendo tu persona y estudiando tus rasgos en obras de arte que solo la naturaleza es capaz de imitar en sus más exóticas creaciones.