Lux Aeterna{#1} Darius x Lux |Ángeles y maldiciones|

{26}.Ánimas

Notas: Este capi me ha motivado mucho, no sé si el siguiente lo escribiré tan rápido como este. Ruego paciencia, hay muchísimas cosas que están por venir. No sé qué decir, creo que con este capítulo he disfrutado como una enana escribiéndolo. Y espero que vosotros disfrutéis tanto como yo lo he hecho. Gracias de nuevo por el apoyo y por vuestros comentarios y votos, sois geniales de verdad.

Os quiere mucho. Yhoshi <3.

[*****]

Partieron hacia el claro sin dilación. El ambiente se había tornado pesado, desequilibrado. Darius no mostró expresión alguna al ver a Talon, el cual se incorporó a ellos posicionándose al lado de Lux quien le comentó que más adelante deberían de tener una conversación privada. Él se limitó a asentir, mirándola recelosamente por el desconcierto de lo que había pasado dentro de la casa del guerrero. Éste dirigía el camino. No soportaba ver a los otros dos juntos y se sabía perfectamente la ruta para llegar al Ocaso del Candor. Demasiadas víctimas le perturbaban día y noche sin cesar, víctimas que habían caído allí, por él, por su mano. No quería recordar, no quería pensar. Dispuso toda su atención en Mera y en el hecho de que, como los tres sabían, lo más probable es que fuera una trampa. La demaciana y su acompañante iban detrás de él. Ella lo miraba afligida mas su acompañante no sentía pena alguna por ese condenado ser. Los planes de Talon no habían salido del todo bien, pues se creía que Darius no iría con ellos hasta aquel bosque. Una vez más se equivocó.

— No deberíamos atravesar Noxus. — Dijo con su tono neutral de siempre el asesino.

— Trata de cerrar la puta boca. — Le espetó el guerrero, que aún seguía encolerizado por aquellas marcas en el cuello de su amada chica.

— ¿Por qué?— Preguntó ella curiosa intentando calmar el ambiente.

El enmascarado no tomó en cuenta las palabras mal sonantes del comandante, el cual ni se había girado para dirigírselas, pero sí que posó sus áureos ojos en la mujer, y siendo racional contestó.

— Hay diversas razones, pero la primera sería no llamar la atención. Estaremos más seguros si nos desviamos y aunque tardemos más, me sé un camino que bordea hasta llegar al claro.

— ¿Te da miedo luchar?— Preguntó de manera impulsiva Darius, sujetando con más fuerza el hacha que portaba al hombro.

— Me parece estúpido cuando se puede evitar. — Se unió a las provocaciones Talon.

La muchacha no sabía qué hacer, se veía envuelta entre las continuas disputas de aquellos dos hombres. Recordó, como siempre hacía cuando los veía juntos, a Jarel y a Ike cuando discutían. Soltó una risilla infantil cuando la imagen de los niños inundó su mente. El guerrero gruñó ante el gesto de la chica, el asesino se limitó a mirarla alzando una ceja.

— Es que... sois como los niños. — Contestó ella llevándose la mano a la boca y soltando de nuevo otra risilla. — Creo que la idea de Talon está bien. — Dijo pasando a ponerse seria. — Ya es bastante arriesgado ir, si atravesamos Noxus, quizás sea aún peor.

— Lidera el camino pues. — Le dijo de manera brusca el guerrero al que infundió la idea.

El hombre se limitó a asentir y tomó otro camino diferente. Al final Lux iba detrás con Darius, eso lo hizo sentirse aliviado. Cuanto más distante estuviera aquel hombre de ella, mejor.

No hablaron durante el resto del trayecto. El asesino se limitaba a indicar la ruta y los otros dos estaban demasiado sumidos en sus pensamientos. Lux sólo tenía en mente a Mera, pero la preocupación de Darius era muchísimo más grande. El porqué de aquel bosque en concreto era evidente. Aquella zona la conocía desde que era niño, jugó demasiadas veces allí con su hermano y fue su zona de reposo y relajación durante el tiempo que se entrenaba para ser mejor soldado. Sus recuerdos de aquel lugar eran idílicos hasta que llevó a dar muerte a todos aquellos inocentes que, según él, no merecían seguir en el mundo. Fueron tiempos crueles, fueron actos crueles, cometidos por personas crueles. No obtuvo buen descanso desde aquel insoportable día el cual enterró muy profundamente en su alma.