"Quiero una vida tranquila."
Esa frase fue rondando mi cabeza por mucho tiempo, y fue tomando varios significados. ¿Qué puedo decir sobre mí? Soy un adulto, tengo 29 años (casi pisando los 30), vivo solo en un pequeño apartamento y trabajo en una concesionaria. No me sobra ni me falta nada, no le debo nada a nadie y duermo como un bebe por las noches. Se podría decir que tengo una vida normal, salvo por una cosa que no me deja pensar claramente y que rompe mi nirvana...
Asesino gente.
No me malinterpreten, no soy ese tipo de persona que mata solo por matar, que lo hace aleatoriamente en mente caliente, no. Todo lo hago por una razón y un motivo.
"Quiero una vida pacífica."
Veo la vida como el sexo, hay gente que al tenerlo con tanta frecuencia necesita algo más. Fetiches, juguetes, algo que los sacie, algunos hasta son sadomasoquistas. ¿No les suena algo loco? A mi sí, pero en algún punto lo entiendo. En la vida las personas necesitan distintas cosas para satisfacerse, necesitan cambiar algo, transformarse. Por eso yo mato, necesito cambiar algo, hacer algo fuera de lo normal, transformarme.
Por eso la vida y el matar es como el sexo, asqueroso, y placentero."Quiero una vida normal."
Mi boca abre a las 10:00 y trago una pastilla de citalopram. Mi boca vuelve a abrirse a las 23:00 y trago una pastilla de respiridona. Si se lo preguntan, no, no estoy loco. Hasta los políticos las ingieren. Mi psiquiatra solo me las da porque ando tenso, según él estoy tenso, según yo, necesito matar a alguien.
"Quiero una vida corriente."
La primera vez que mate a alguien, fue muy desagradable. Estaba en una de las tantas noches de insomnio, agarre las llaves, baje del apartamento, y subí a mi auto. Me encontraba manejando sin ningún destino, hasta que acabe en un pub. Las horas pasaron, y decidí irme, no recuerdo bien a qué hora salí. Tome nuevamente mi auto, y fui destino a casa, o eso pensé. Cabe aclarar que estaba bastante ebrio, y no estaba en mis cabales. Pero hubo un momento en el que pase por un puente angosto y mi auto choco algo, el golpe fue tan fuerte que me sacudió, y volví a mí. Salí de mi auto aterrado, pensé que había chocado a un animal pero era imposible porque estaba en la ciudad pero no, lo atropelle estaba ahí tirado, era un vagabundo, aplastado como sapo. No hacía falta tomarle el pulso para saber que estaba muerto, la sangre le brotaba hasta por los ojos, la misma le mancho todos sus harapos malolientes. Mis piernas temblando dieron media vuelta y me fui apresurado y con pasos nerviosos al auto.
Esa noche me esperaba el peor insomnio de mi vida, irónicamente, dormí cual bebe recién nacido, eso fue ya hace dos años, no vi las noticias en ningún lado, ni siquiera en internet, al parecer la vida de un malviviente no vale mucho. Se podría decir que salí impune.
"Quiero una vida sin recuerdos."
Luego de ese asesinato, si se le puede llamar así, se me hizo costumbre. Empecé a matar con más frecuencia, vagabundos, chicas a la salida de discotecas, gente caminando a altas horas de la madrugada, todo podía pasar a esa hora, mientras más mataba, mas se curaba mi insomnio, y dormía cada vez mejor. Siempre usaba armas blancas para no levantar sospechas y hacer demasiado ruido.
En total que mate 13 personas, lo sé porque guardo siempre algún recuerdo de alguna víctima. Pero cometí un grave error con una última, la cual la mate asfixiándola en un callejón obscuro. Al parecer era hija de un sujeto adinerado e hicieron una máxima búsqueda, la noticia duro varios días. Encontraron diversas pruebas de ADN mías en la escena del crimen. Un día a las 10:00 tocaron mi puerta. El resto ya es sabido, me hicieron las pruebas y coincidía con el asesinato de ese día y me vincularon con los otros 13 asesinatos que cometí, esta vez no tenía escapatoria.
Ya paso un año de todos los hechos acontecidos, me dieron cadena perpetua. Acá no la paso tan mal, tengo dos comidas al día, me ducho una vez al día, evito a toda costa las violación, de hecho, no me molestan, ya que les doy cierto dinero mensual, duermo bastante bien, leo cuando me aburro y ya no tengo que cumplir horarios de trabajo o preocuparme por llegar a fin de mes con el poco dinero que tengo, no tengo que soportar más a un jefe que me mande (salvo por los guardias) todo eso quedo atrás.
...Tengo una vida tranquila.