Parte 1 Brunch Del Infierno al Cielo

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Algo que Hacer con Tu Amor

En perspectiva Damian y Jon no tenían mucho en común, de hecho, nada en común. Comparar a Jon y Damian era como comparar Día y Noche, Luz y Oscuridad, Agua y Aceite; tenían intereses y actividades distintas, Jon disfrutaba de las actividades deportivas escolares, ir a acampar, y empezó a tomar clases para aprender a tocar guitarra, en sus ratos libres, jugaba videojuegos y paseaba a su Krypto, nunca se había destacado en sus clases muy característicamente, salvo quizás en ciencias donde siempre tenía interés de aprender, gozaba pasando tiempo en familia y era de dar abrazos y robar galletas con chispas de chocolate, era de hecho un niño "promedio" si así se puede decir; Damian era una alma vieja que gozaba de leer libros largos y complejos que muchos de sus mayores no podían leer ni mucho menos interpretar, practicaba deportes extremos solo de tanto en tanto, era aficionado a la arquería y a la fotografía, le gustaban las películas viejas sin color y con solo trece años ya tomaba (solo moderadamente y con el permiso de Alfred) bebidas alcohólicas, pasaba la mayor parte de su tiempo en casa, entre muros fríos, y no era de expresar sus emociones, con su frialdad disimulaba con una habilidad casi artística su punto suave con los animales y su secreto hobby de tejer macramé, Jon veía el vaso medio lleno, y el mundo en rosa, Damian era pragmático, frio y calculador, inclusive en cómo se vestían eran diferentes, Damian prefería la Seda fina y el terciopelo, Jon creía que las mejores telas eran el Jean y el poliéster "¿acaso existen más telas que esas?" preguntó una vez, ganándose una expresión indignada de su Novio. Al final eran diferentes y tenían horarios diferentes, Vivian en zonas diferentes del país, por ende cualquier actividad que los unía era casi milagrosa, cualquier excusa para poder estar juntos era bienvenida inclusive si fuera banal; pasear en bici por el parque de metrópolis, o ver las nubes como dos niños pequeños, jon reposaba su cabecita en el regazo de damian mientras atardecía y "Dami" le leía uno de esos raros y viejos libros que el amaba, bailar con la música de la radio de la vieja camioneta del abuelo de Jon, tomaron una vez una clase de decorado de pasteles para parejas, y paseaban a sus perros juntos. Era en esos momentos cuando la dulce melodía de sus corazones se sincronizaba casi mágicamente, compartían sus gustos y sueños las cosas que acababan de aprender y se ayudaban con los retos del día a día inclusive compartían secretos que nadie jamás escucharía, era en esos bellos momentos cuando se veía que aun siendo tan diferentes eran el uno para el otro.

Algo nuevo que Jon había descubierto de Damian era una cosa llamada "el Brunch", aparentemente, alguien había pensado que entre el desayuno y la comida debía haber una comida ligera para aguantar el paso de la mañana los domingos, en un salón blanco en el jardín del Hotel Arcadia de Gótica, en una mesa blanca frente al jardín de rosas y césped recién regado, arbustos cortados en formas esféricas y una fuente de agua de cristalina decoraba su vista, Damian había sugerido comer el Brunch en el restaurante del Hotel por su serenidad y la delicia de los platos que ahí se servían. Alfred creía firmemente, a pesar de su ascendencia británica, que las botanas entre comidas eran risibles por concepto y arruinaban el buen apetito, sin embargo no tenia poder sobre lo que los niños comieran fuera de casa a deshoras, por ende el Arcadia era la opción, la chef era amiga personal de Bruce Wayne, aunque padre no disfrutaba de pedir favores, Damian no era de disimular sus pretensiones egoísta, creía el que es mejor expresar lo que uno siente y desea sin filtros en la mayoría de los casos. Una mesa en la terraza bajo una sombrilla blanca, daba a la vista del jardín finamente cuidado, donde pequeños bandos de colibrís se alimentaban del dulce néctar de las flores frescas, y se oían las risas de los ricos y famosos que gustosos atendían al lugar por una salida de lo urbano y estresante de Gótica, entre prados verdes y campos de tenis y golf a la distancia, arboles de hojas sanas que posaban una sombra deliciosa para reposar una siesta, un cielo azul celeste con nubes blancas se extendía infinitamente, bordeado por las puntas filosas de los edificios negros que se veían a lo lejos, un leve tono de música de viola en el fondo, un delicioso aroma a comida recién hecha. Sobre la mesa unas tres bandeja de tres pisos cada una, sostenía pequeños postrecitos de malvavisco, unos tiernos sándwiches que parecían rellenos de ingredientes excesivamente complejos para lo simple de la comida en sí, unas trufas de chocolate con café, unas mini hamburguesas que tentaban con su delicioso aroma, unas fresas grandes recubiertas de chocolate blanco, jamones ahumados y queso de cabra en brocheta, panes de ajo con mantequilla ligera bien tostados, una tetera de acero fino con flores moldeadas que parecían cubiertas con estilizadas enredaderas de metal de las cuales nacían rosas y hortensias minerales que con su mímica daban una impresión como de cuento; contenían un te chai muy fino que se servía en tazas con flores de crisantemo en su interior, cerradas en botón hasta que el liquido caliente las bañaba y se habrían como en la primavera, una radio de los años veintes en otra mesa tocaba una canción rítmica de swing en volumen relajado invitando a bailar, una cafetera de latón dorado, con un león tallado en el lado contenía un café cremoso espeso, unas copitas de cristal contenían bolas perfectas de helado de menta para limpiar el paladar entre comidas y una fresca ensalada de frutas; Jon estaba abrumado, borracho con tanta belleza casi en shock.

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2017 ⏰

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