PARTE 1 "Normal"

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El imperio Kou, una gran fortaleza impenetrable y digna de respeto donde se encuentran los personajes mas poderosos que marcaron la historia (este seguido de Sindria). A sus pies, el poblado vivía rutinariamente sin saber que pasaba dentro del palacio, y no era algo que le importara mucho a las personas, solo trabaja para conseguir dinero, consigue dinero para comer, come para poder vivir, así era la mentalidad de los pobladores, bastante simple. Mientras nadie llegara a atacarles todo estaba remotamente bien.+

No todas las personas pensaban igual, una joven la cual se dedicaba a vender frutos en el mercado mas grande del pueblo pensaba que esa forma de pensar era bastante monótona y aburrida, pero no podía hacer mucho por cambiar su forma de vivir, si lo hacia se arriesgaba a perder todo lo conseguido (aunque esa idea planeo ejecutarla varias veces a pesar de ello), tu eras de esas personas que hacia la diferencia entre las demás que te rodeaban, vivias pacíficamente con tu madre y hermano menor, el que retuvo sus estudios por ayudarte en las tareas comunes del hogar, y esto porque tu madre estaba gravemente enferma, delicada de salud por lo que tu tampoco de dabas el lujo de holgazanear para asi conseguir el mejor tratamiento para tu madre que cada dia agonizaba por su enfermedad aunque ella mostrara una dulce y compresiva sonrisa ante sus hijos. Encontraste la manera la cual puedas conseguir dinero sin gastar en producto, un buen amigo tuyo se encarga de eso, el se dedicaba a las cosechas fuera del imperio e iba a la ciudad a repartir su mercancía, lo que sobraba te lo daba a ti y tu lo revendías a precio aceptable.

Por lo regular eran frutos en muy buen estado por lo que con lo poco que le llevaras con eso seria lo suficiente para salvar ese mismo dia y tal vez el de mañana. Eras bastante conocida por el pueblo por tu actitud tan positiva y alegre, las personas conocían tu estado actual, por lo mismo se sorprendían al ver tu fuerza al solo esbozar una sonrisa a tus clientes en cada jornada, sin embargo también tenías un carácter de león, el cual lo sacabas en los momentos oportunos así que no esperen ver a la típica chica delicada y sumisa. Tu orgullo te había llevado a depender de ti misma, no aceptabas dinero de nadie mas, pues como tu todos los del poblado en aquella zona carecían de bienes económicos. Debido a esto tu siempre vestías de arrapos del todo descuidados y viejos, parecías una esclava si alguien que no la conocía te viera.

Tu hospitalidad era lo que mas resaltaba en ti, y todos lo sabían. Un día como cualquier otro estabas vendiendo tu habitual carga de frutos que te habían traído el día anterior, detrás de un pequeño puesto recibías a las personas y les atendías con euforia, miraste que ya casi no había mercancía, solo te quedaba esperar a tu fiel amigo llegara con una nueva ración. Como acto de magia miraste a la lejanía, una carreta con un par de bueyes que tiraban de esta y hacían un sonido a madera vieja, no estaba en buen estado, en sima de aquel transporte un joven de cabellos verdosos sonreía desde lo lejos y alzaba una mano para saludarte, lo cual tu no desperdiciaste el acto y se lo devolviste con una sonrisa, cuando la carreta se acercó lo suficiente decidiste salir de tu puesto y saludar como se merecía a tu compañero.

- Hace un estupendo dia ¿no crees?- comento el joven bajando de su carreta, el chico poseía arrapos un poco mas decentes que los tuyos, pero seguían en el mismo nivel a pesar de, alto y delgado con unos ojos color azul hacia una pequeña inclinación ante ti en forma de respeto.

- ¡Apuesto a que si! – comentaste alegremente devolviendo el respetuoso gesto - ¿Que traes hoy? – dijiste con algo de curiosidad echándole un pequeño vistazo a la carga la cual no se veía mucha como era de costumbre.

- Pues he vendido bastante bien, lamento el no haber apartado más para ti.... - dijo algo desanimado el muchacho.

- Oh no hay problema - mencionaste con un aura tranquila y compresiva, tus ojos se enternecieron ante aquel comentario.

Tan dulce como melocotón (judal x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora