La plata y el zafiro se encontraron caminado a la intemperie, recibiendo con desgana los candentes rayos de sol que los alcanzaban donde sea.
Antes de avanzar analizaban siempre todos los rincones hasta donde sus vistas alcanzaban, preocupándose también porque no hubiese cuervos merodeando.
Se dirigieron hacia el sureste con las esperanzas de encontrar la biblioteca de la que habló Clemont. A lo mejor la hermana de Lyla había ido hacia allá y se encontraba cerca. Era su mejor opción.
Siguieron cautelosos por las aceras, ignorando los callejones debido a que muchas veces terminaban sin salida o bloqueados por cascotes. El peor momento lo tuvo Grey, quien durante un buen rato tuvo una pelea intensa con una intrépida mosca que le estaba dedicando una interminable serenata a sus oídos, hasta que finalmente se cansó y se marchó.
Anduvieron todo el rato en silencio y con poco humor, producto del calor que reinaba. La jornada se hacía cada vez más pesada y aburrida, y estuvieron a punto de detenerse a descansar, pero no lo hicieron... no lo hicieron porque vieron una pequeña figura adentrarse en una calleja no muy lejos de donde estaban.
Rápidamente corrieron hacia la calleja sin preocuparse por la cautela, si se trataba de la hermana de Lyla esa era su mejor oportunidad para alcanzarla. Atravesaron la estrechura a toda prisa para dar con una gran construcción rodeada de edificios a la cual solo se podía acceder a través de la calleja por la cual habían entrado. Para estar así de oculta tenía que ser muy importante... y vaya que lo era. Se trataba de la biblioteca principal de Ciudad Sagrada, uno de los edificios más importantes de la ciudad y cuyo acceso era restringido en el pasado a los Blancos de más alta índole.
Sin detenerse largo rato a admirar la hipnotizante fachada, se adentraron a través del imponente portal para dar con una inmensa sala principal que dejó boquiabierta incluso a Lyla, quien ya había visto edificios impresionantes en Ciudad Central.
La biblioteca estaba aun en mejor estado que el hotel, con sus repisas y anaqueles bien posicionados y los libros y pergaminos intactos. Otro lugar que la antigua batalla había respetado.
No detectaron movimiento allí adentro, pero sabían que quien hubiese entrado debía estar allí, pues era el único edificio accesible desde donde habían entrado, ya que los demás no tenían puertas desde ese lado y no había otros pasos más que la calleja que servía de entrada y salida.
Continuaron con cautela, pues no estaban del todo seguros de que se tratase de la hermana de Lyla, e incluso si fuera ella, no querían alarmarla y que huyera por algún motivo.
Tuvieron una larga caminata infructífera entre los corredores y pasillos en forma de laberintos que resultaban de la extraña forma en que estaban colocados los estantes, y en vista de que no encontraron a nadie allí, Grey se dispuso a escalar uno para tener una mejor vista de la inmensa sala, y allí fue cuando su asombro se acrecentó hasta sus límites... ¡la sala debía de tener al menos medio kilómetro a lo largo y a lo ancho!
Pudo divisar desde su ubicación unas escaleras a un extremo de la sala que daban a un segundo piso de la biblioteca, y le advirtió a Lyla para dirigirse hacia allí, pues talvez quien había entrado antes que ellos se encontraba en el piso superior, si es que en verdad había entrado a la biblioteca.
Una vez que hubieron llegado a la escalera subieron despacio, era una escalera inmensa como todo en la biblioteca. Al llegar al segundo piso se detuvieron cuando Grey escuchó pasos cerca de donde se encontraban. Decidieron acercarse con sigilo para descubrir quién era el autor de las pisadas. Y tal fue la emoción de Lyla al saber que era su hermana que se acercó a ella haciendo un gran escándalo.
-¡Manzanita, por fin te encuentro!
La dulce manzanita, por otro lado, no estuvo muy contenta de ver a Lyla, pues sabía que querría llevársela de nuevo a la Gran Aldea Appleby, y no quería volver para allá hasta encontrar a su abuelo.
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Ciudad Sagrada - Entre Blanco y Gris
FantasiaGrey Graham, un chico de pelo Gris que es mitad Blanco mitad mortal, tendrá que adentrarse en la peligrosa Ciudad Sagrada infestada de Grises para conseguir el objeto que le devolverá la felicidad. Con tan solo su catana, su mochila llena, la compañ...