Hasetsu

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15:50pm / 28 de nov / Aeropuerto Internacional Narita / Tokio – Japón

Después de una escala en Moscú,  trece horas y algo más de vuelo, Víctor y Yuuri llegaron al aeropuerto de Narita, todavía les quedaba un tramo más de recorrido para poder llegar a Yu-topia, pero el estar en suelo Nipón, reconfortaba el corazón de Yuuri, de tal manera que tenía una brillante sonrisa plasmanda en su rostro.

Mientras recorrían el lugar para ir a la Aduana y por Makkachin, varias personas les reconocieron; más a Víctor que a Yuuri, quien portaba su tan característica mascarilla blanca. Unas cuantas fotos y autógrafos repartidos, pudieron llegar a sacar sus maletas, luego fueron por su mascota.

Después de un examen a Makkachin, fueron a buscar un lugar para comer algo, estaban hambrientos, esta vez, pusieron más cuidado para no ser reconocidos tan fácilmente, no querían periodistas rondando por el aeropuerto tratando de encontrarlos.

– Mejor compremos algo de paso y comemos algo decente en Tokio – dijo Yuuri pensativo – hay un lugar que conozco en donde dejan entrar con mascotas.

Ambos vieron a Makkachin a quien ya habían sacado de su jaula y andaba con la correa.

– Creo que es lo mejor – murmuro Víctor.

Yuuri buscó una aplicación para llamar un servicio de transporte para que los llevara a Tokio; pudiendo abordar cómodamente un taxi con destino al lugar que había mencionado. Después de eso, solo les quedaba ir a la estación y comprar los boletos para Hasetsu.

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17:40pm / 28 de nov / Algún restaurante / Tokio – Japón

Estaban degustando un plato de ramen para quitarse el hambre restante y poder capear un poco el frío que se sentía en esa tarde otoñal que les helaba.

– Oye Víctor, tengo una duda – dijo Yuuri de pronto - ¿Por qué Narita y no el aeropuerto de Fukuoka? habríamos quedado más cerca de Hasetsu*

Víctor se sonrojó levemente, si le decía que había estado tan emocionado que compró el primer paquete de viaje que le ofrecieron, se vería muy mal, además de que Yuuri le regañaría, porque él pensaba que los pasajes los compró hace dos días. Ni siquiera se acordó en ese momento que existía el Aeropuerto de Fukuoka.

– Los pasajes estaban agotados – mintió, con toda la dignidad posible – por eso compre a Tokio, aunque nos resulte un poco más agotador el viaje.

Por como Yuuri le quedó mirando, supo que le había creído, mejor eso a los diez minutos de risas de Yurio cuando este le preguntó lo mismo.

– Gracias... - dijo Yuuri, viéndole con cariño – hace mucho que no venía a ver a mis padres.

Víctor le tomó la mano, viendo la emoción que embargaba a su pareja, era comprensible, después de cinco años vuelve a su casa y pasa todo un año con ellos, y después vuelve a irse. Conociendo a Toshiya y a Hiroko; y cómo Yuuri evolucionó en sus afectos el año pasado, entendía que esta separación le dolió más que la primera.

– Por favor, recuerda estos días por siempre – murmuró.

Yuuri se perdió en la mirada tan intensa que tenía Víctor, como si la frase antes dicha, encerrara miles de significados, que solo poder descansar unos días sin preocupaciones en el onsen.

Con unos ladridos fueron sacados de su burbuja, Makkachin estaba parado mirándoles, pidiendo atención.

– Ven Makka... - dijo Yuuri, el perro se acercó y este acaricio sus orejas.

De sorpresas, a una vida juntos.Onde histórias criam vida. Descubra agora