Sala...

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Lugo de un largo día de grabación de canciones para el disco nuevo Isabel y Fernanda se retiraban a sus hogares, pero Mayte se había quedado en el estudio reunida con el productor con el que estaba trabajando detalles de nuevas presentaciones.

Mientras discutían algunas cláusulas de contratos que les estaban ofreciendo, Mayte ya se estaban poniendo molesta, cuando de pronto tocaron a la puerta. Y si, era él, aquel hombre con el que había tenía una de las últimas mejores noches de su vida que con solo recordarla sus mejillas se tornaban de un color rubor que encendía su espíritu.

- Hola Juan, disculpa que no pude traerte los papeles antes, el tráfico me entretuvo. - entró saludando Carlos quien volteo a su izquierda y vio a la pequeña mujer rubia, con su cabello atado y su labial color rojo, era como si el tinte de las más deliciosas fresas hubieran pasado por allí para resplandecer sus tiernos labios.

<< Le quedaban tan bien. >> pensó.

- Buenas noches señora Lascurain, ¿Cómo está usted? - le preguntó pegándose a ella para darle un beso en la mejilla.

La piel de May al sentir su cuerpo carca y el aroma a su perfume, reacciono erizando cada centímetro.

- Qué tal Carlos, muy bien ¿y tú? - respondió con distancia.

- De maravilla, gracias. - le dijo él sin dejar de verla con esos ojos cautivadores que el poseía.

Días atrás la empresa había nombrado a Mayte Lascurain como una de las nuevas productoras del próximo disco de Carlos, el lo sabía pero May se estaba por enterar.

- Mayte querida. - interrumpió Juan. - Quería notificarte que has sido nombrada una de las nuevas productoras de Carlos. De ahora en más tú deberás manejarte con él y arreglar los asuntos que surjan.

- ¿Y ahora es cuando me lo dicen? - preguntó la rubia con gran asombro y con una molestia que subía por sus entrañas. - ¿Esta es la forma en la que me van a incluir en los nuevos proyectos? ¡No me parece de ninguna manera! Y solo les aclaro que no me bajo porque ante todo soy una persona respetuosa y profesional, pero será la última. - tomó su bolsa y se dirigió hacia la salida.

Carlos con gran desconcierto la tomó de un brazo. - Disculpa May, si no estás a gusto no lo hagas, o si quieres podemos discutir juntos las pautas de trabajo. - le propuso con seriedad.

- En otro momento, ahora debo irme. - le respondió mirándolo con dureza y se marchó hacia su coche.

Carlos no dudó un segundo en seguirla. Al ver que estacionaba en su casa aparcó tras ella y la alcanzó corriendo justo cuando estaba abriendo la puerta de su casa.

-Mayte por favor dame un minuto, ¡quiero explicarte! Por favor. - suplicó alcanzándola. - ¿Podemos tomar un café? Es de noche hace frío y sé que tendrás piedad de mí y no me dejarás aquí afuera.

- ¿Pero qué haces niño, estás loco? No entiendo que estás haciendo... - dijo de vuelta pero los ojos de aquel hombre la perdían y no lo iba a rechazar... al fin y al cabo era solo un café y una charla, nada más.

- Por favor May solo necesito una charla contigo sobre mi futuro, solo eso. - él sabía bien que quería todo con ella pero no sabía con exactitud qué les depararían las horas.

- Está bien, pasa, ponte cómodo iré por café.

***

Así pasaron las horas hablando del futuro musical de Carlos, Mayte había hecho miles de propuestas. Él la miraba maravillado, debía aceptar que ese nuevo rol de ejecutiva le quedaba como anillo al dedo, se veía tan sublime... desde su presencia, su atuendo, su voz y esa mente brillante que poseía ideas extraordinarias. Sin tener noción del tiempo cayeron en la realidad que eran las doce de la noche cuando Carlos recibió un llamado de su prometida, sí, su futura esposa lo estaba buscando porque aún no había llegado a la casa.

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