Capítulo 43: Café descafeinado

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-¿Qué tal tu primer día de trabajo?

Miré tal cual psicópata a mi tía. ¿El motivo de mi estrés? Ya me entenderán.

Todo comenzó esta mañana cuando mi alarma sonó quince minutos después de lo que tenía planeado. Malditas bromas de Tony. Haberme despertado tarde implicó que no pudiera desayunar mis cereales con leche, lo cual es un ritual por la mañana. Se puede decir que soy una obsesiva compulsiva y tengo todo organizado.
Agradecí a todos los santos haber dejado mi camisa planchada colgada, así que pude cambiarme rápido y ponerme mis jeans negros. Me cepillé un poco el pelo y comencé a maquillarme. Como desearía que Tessa hubiese estado para ayudarme.

Tomé un taxi porque ya no tenía tiempo para ir en colectivo y no sé manejar. Ya lo sé, soy una inútil.
Resultó ser que había más tránsito de lo que pensé que habría, pero igual llegué temprano.

El edificio era muy moderno, con mármol en las paredes y espejos enormes. Pedí el ascensor para subir al piso 3.
Una chica de un par de años más que yo se encontraba sentada en el escritorio PINTÁNDOSE LAS UÑAS.

-Hola, buenos días. Mi nombre es Allison Collins. Hoy es mi primer día como asistente de la señora McCourtney.

La chica levantó la mirada de sus uñas y me dio un repaso de arriba abajo.

-Bienvenida a Travel Agencia. Cómo me dijiste que te llamabas?

-Allison Collins -repetí con mi mejor sonrisa

La chica bufó y fue tecleando muy despacio letra por letra.

-Aquí no figura nadie con tu nombre. Muchas gracias por haber venido en otra oportunidad...

-Debe haber un error. A L L I S O N. Doble L en Allison y en Collins.

Me miró con desprecio. Secretarias incompetentes.

-Así es. Oficina 3 por la derecha. Ah, y recuerda no decirle señora a McCourtney -dijo la secretaria esbozando una sonrisa.

¿Qué quiso decir? No le presté atención. Caminando por el pasillo vi una máquina de café y  frené por mi dosis diaria. Tuve que darle al menos dos patadas para que me tome el billete.

-Tranquila, tiene más de diez años esa máquina. Por eso siempre compro café en el Starbucks de la otra cuadra -dijo alguien detrás de mí.

Me di vuelta y vi una chica morocha que llevaba un vestido celeste precioso. Sonreía dejando a la vista sus perfectos dientes blancos. Tenía un bronceado caribeño que habría conseguido de un viaje reciente. Podría tranquilamente ser modelo.

-Allison Collins - dije tendiéndole mi mano

-Paula Wittney. ¿Nueva?

-Sí y no tengo ni idea de dónde queda la oficina 3. ¿Me ayudas?

Ella asintió y me indicó por donde debía ir.

-Sí, Lucy no es muy útil como recepcionista. Bueno, el deber me llama. Nos vemos a la hora del almuerzo.

Me despedí y caminé. Oficina 3. Tragué saliva, tomé valor y golpeé la puerta. ¿Cómo sería mi jefa? La desventaja de que mi tía me haya conseguido el trabajo es que no tuve que hacer una entrevista, por lo que no tengo mínima idea de cómo sería mi trabajo más allá de que tengo que llevar cafés matutinos y atender llamadas.

Al entrar me encontré con un muchacho con traje y corbata. Levantó la vista de su MacBook y me miró con el ceño fruncido.

-¿Puedo ayudarla con algo? Creía que hoy no tenía reuniones...

Mi paciencia se estaba acabando e iba a matar a esa recepcionista. Hice un recordatorio mental de contarle de su incompetencia a mi tía. Seguramente iba a llegar tarde por su culpa. El chico revisó su agenda y me atreví a hablar.

-En realidad vengo por la señora McCourtney. ¿Tiene idea de dónde puedo encontrarla?

Él me miró nuevamente con el ceño fruncido y esbozó una sonrisa.

-Preferiría que me dijeras señor. ¿Me ve afeminado?

Ay no. ¿Mi jefa en realidad era un hombre? Y yo le dije señora. Me moría de vergüenza. Quería darme vuelta y salir corriendo a mi casa para matar a mi tía.

-Pe-perdón. No tenía idea, al parecer me dieron mal la información. Disculpe.

-No hay problema mientras no me vuelvas a decir señora. Por fin se le ocurrió a mi jefe contratarme una asistente. Toma asiento así te explico tus tareas.

Me informó que básicamente debía organizar su agenda y las reuniones, tratar de convencer a los clientes de que compren paquetes de viajes y atender los llamados transferidos de la recepción.
Cuanto más lo miraba, más me intimidaba. Tenía el pelo muy corto de color negro. Su sonrisa era de un completo arrogante, multimillonario que dependía de mami y papi y se juntaba con sus amigos a tomar champán en un jacuzzi. Aun así era lindo, pero es mi JEFE y su forma de hablar es completamente egocéntrica. Obviamente me guardé mis opiniones.

Llegó la hora del almuerzo y fui a la cafetería para ver si me encontraba con mi nueva amiga Paula.

-Hey ¿que tal tus primeras horas en esta espléndida oficina?

-De mal en peor. Mi jefa resultó ser un hombre y quedé como una tonta.

-¿Cómo se llama? Llevo más de dos años en esta empresa y te juro que conozco a cada persona y sé cómo tratar con ellos. Quizás pueda ayudarte.

-McCourtney -dije

-¿Cómo dijiste? ¿Lucas McCourtney? El soltero más codiciado de la ciudad entera. Querida si fuera vos estaría saltando en un pie. Mi jefa es una amargada de cincuenta años que está deprimida porque su marido la cambió por una modelo de veinte.

Me contó un poco más de su vida y yo de la mía. Comenzó a trabajar en la empresa a los diecisiete para poder pagar la cuota de la universidad y después de tres años le faltan 10 materias para recibirse de contadora.

-¿Queres ir a almorzar? Hay un lugar de hamburguesas al lado de Starbucks que es buenísimo y todavía tenemos más de media hora. Creo que te envió Dios después de rogarle todas las noches que me de una amiga en el trabajo que no sea rubia ni hueca.

-Y yo agradezco haber conocido a alguien competente. Creo que vamos a ser un buen equipo - dije riendo

Problemas atípicos de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora