CAPÍTULO 39

49 5 0
                                    

Estaba cuestionando seriamente mi moral. Manteniendo una promesa, nunca había sido tan imposible en toda mi vida.

¿Cómo podía esperar que me olvidará de él así como así?

Desde luego, él no me conocía tan bien. No era el tipo de chica, que se da por vencida tan fácilmente. Pero luego, estaba el hecho de que yo le había dado mi palabra. Sin embargo, mi palabra no parecía demasiado valiosa para mí en este momento.

Suspire con frustración, y me acobije entre mis sábanas. Realmente, lo extrañaba mucho.

No aguante más, hice clic en el perfil de Enrique. No iba hablar con él, sólo iba a revisar su perfil, eso no estaba mal ¿verdad?.

Tan pronto como me desplace hacia abajo en su tablero de fotos, sabía que esto había sido una muy mala idea. Estaba hablando con esa chica nuevamente. Mi corazón se hundió en mi pecho, impidiéndome respirar con tranquilidad, mientras los observaba coquetear.

¿Acaso no sabía que me estaba haciendo daño?

Si iba a coquetear con ella, podía simplemente hacerlo a través de mensajes privados. Era como si él frotaba todo esto en mi cara.

Podría jurar que lo estaba haciendo intencionalmente.

Cogí mi celular, y lo tiré con fuerza a la mesa de noche. Pero mi puntería era tan mala, que cayó en la alfombra.

Caí de espaldas en mi cama, y me quedé mirando el techo en silencio.

¿Qué debo hacer?- Me pregunté en voz alta, frotándome las sienes.

Cerré los ojos, recordándolo. Nunca olvidaría su rostro,  sus hermosos ojos cafés claros, su manera de ser conmigo.

Bueno, no era como si hubiera decidido enamorarme, sólo pasó. Esa es la cosa con el amor, todo pasa. Sin ninguna advertencia, sin incidíos, simplemente sucede. Uno no se da cuenta de que se está enamorando hasta que ya es tarde, hasta que el amor ya está intoxicado cada parte de ti como un tatuaje que se arrastra por toda tu piel.

El amor era algo muy contradictorio. Por momentos te hacia sentir la persona más amada, y por otros te hacía sentir una mierda completa.

A veces dudaba si era un amor sincero, o sólo una estúpida ilusión.

Después de una larga e intensa plática con mi yo interior. Decidí que no era un buen momento para escribirle. Trate de controlar mis impulsos, mis ganas de saber como estaba, hice todo lo posible para no hacerlo.

Necesitaba distraerme, y me acordé que mi mejor amigo “Eduardo” me había dejado en visto.

Que bonita manera ¿No?.

Me animé a escribirle, generalmente cuando me pasaba algo, Eduardo ya lo sabía, me conocía tan bien. Que a veces me asustaba de aquello.

-.Hey, hola podemos hablar?

Espere unos cuantos segundos, y me llegó su respuesta.

-Te pasa algo, ¿que sucede?

No tenía caso de ser cuidadosa en mis palabras. Mas bien, teníamos toda la confianza de hablar.

Eduardo tenia como un don, cuando yo no tenia ganas de hablar él se daba cuenta.

Definitivamente él notaba mis cambios de ánimo, y hacia hasta lo imposible por descubrir que era lo que ocurría.

-. No lo sé, no dejo de pensar en él.

-Creo que no debería decírtelo, porque tu ya lo sabes. Pero te lo repetiré, debes alejarte de una vez por todas de Enrique. Deja de estar viendo su perfil cada 5 minutos, deja de ver las fotos que tenías junto a él.

Olvídalo todo, así como él lo hizo contigo de una forma tan fácil…

-. Pero, es que no es tan fácil como parece………

A regañadientes me interrumpió y siguió hablándome.

-Sé que puedes, pero si sigues con tu negatividad no podrás. Si, si lo amaste mucho, pero ya, ya pasó. Sigue con tu vida, sal a divertirte con tus amigas o amigos pero no dejes que todo esto te afecte.

Mientras tu estas deprimida, Enrique sale con una y con otra, sólo Dios sabe que más estará haciendo.

No está demás decirte, que ese chico nunca me cayó bien. Quizás exagere, pero hay algo en él que no me gustó. A pesar de las cosas que le hiciste, se que fue culpa de los dos, no sólo tuya sino de él también por no ser sincero y decirte que ya no sentía nada por ti.

Fue una mala manera de jugar con tus sentimientos, aunque te lo merecías, pero no era para tanto.

-. Abrí los ojos como platos, Eduardo tenia toda la razón.

Me quedé atónita.
La crudeza era su mejor arma.

¿Always Together? (Siempre juntos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora