EXTRA 5

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"Cumpleaños"

23 diciembre, 2027.

Frank se sentó en la cama debido a los constantes comentarios que hacía su pareja sobre la cena que harían por navidad, los regalos, el vestuario entre mil cosas más que estaba acostumbrado a escuchar. Llevaba casi diez años casado con ese chico, se sabía de memoria los discursos de cada una de las festividades, pero no se cansaba de escucharlo.

-Vamos, levántate, hay que ventilar la habitación- el alfa se inclinó hacia su omega, esperando un beso... ¿Este año lo había olvidado?
-¿No olvidas algo?- el de ojos bicolor alzó una ceja y segundos después hizo una expresión de sorpresa.
-¡No he terminado de decorar el árbol!- vio al omega salir corriendo de la habitación.

Lo había olvidado.

Se encogió de hombros, nunca le había importado mucho su cumpleaños, pero desde que estaba con Bonnie... Él se esforzaba. No podía culparlo, su esposo estaba ocupado.
Terminó de levantarse y sin darse una ducha antes, se vistió, después de todo, tampoco olía tan mal.
Escuchó a Bonnie gritarle desde la planta baja de la casa así que se apresuró a bajar, encontrando adornos de navidad regados por el piso.

-Es tu primera navidad, ¿Estás emocionado?- Zelda se encontraba hablando con su hermano menor mientras que Zoë le hacia trenzas en un lado de su cabello. El pequeño balbuceó.

Una sonrisa se formó en el rostro del alfa. Quizás las gemelas se acordarían.
Se sentó a lado de ambas niñas y la pequeña pelirroja se detuvo al verlo. Ambos se miraron directamente a los ojos sin expresión alguna... Cosas de pelirrojos.

-Papá, ¿Puedes tocar La Balada de la Diosa?- la pequeña rubia miró a su padre con brillo en sus ojos, extendiéndole la lira que tenía entre sus manos. -Mamá dijo que teníamos que tener a Pat calmado, así que pensé que podías tocar algo para él-

El alfa tomó el instrumento, pasó sus dedos por las cuerdas y antes de que pudiese comenzar a tocar, escuchó la inocente risa de su pequeño hijo. Su primer problema se borró en el momento en que la oyó.
Comenzó a tocar las cuerdas, sin contar que sus hijas comenzarían a cantar.

Frank no salía de su asombro. Sabía que las niñas serían capaces de cantar porque podían heredarlo de Bonnie (y también porque este siempre les daba lecciones de canto), pero nunca creyó que cantarían tan hermoso. Poco más y habría acabado llorando. Tenía a dos ángeles por hijas. Estaba orgulloso.

-Si Patrik llega a odiar el juego cuando sea más grande todos nuestros intentos de convertirlo en Link habrán sido en vano- se quejó la pequeña rubia, mirando a su ahora dormido hermano menor.
-¿Sabes que Link termina casándose con la princesa Zelda en todos los...?-
-Eso no es cierto-
-Si lo es-
-¡Papá!-
-Bueno... La primera reencarnación de Hylia si estaba enamorada de su héroe...-
-Ya, pero esos son tú y mamá- la mayor de las gemelas lo miró feo cuando este hizo una mueca de no haber entendido. -Que tú eres Sky Link y mamá es Sky Zelda-
-Pero yo te di el nombre por Sky Zelda...- la mirada asesina de su pequeña hija lo calló al instante. La misma mirada que Bonnie usaba con él. Eran demasiado iguales.
-¡Zoë!- la pelirroja abandonó la habitación para dirigirse al patio donde su "madre" la esperaba.

Zelda se acercó a su padre. No aguantaba más.

Frank estaba acostumbrado a los abrazos de sus hijas, pero mentiría si no dijese que ese abrazo lo había dejado paralizado.

Imprudent 「ABO!Fonnie」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora