Capítulo Tres: Magia

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Magia

Los chicos no contestaron a la pregunta, mientras quedaron mirándose fijamente uno a la otra. Se sentía la tensión en el aire, mientras los demás seguían observando a Kai. Él estaba decidido a arrebatarle la varita, sin embargo ella se dio cuenta, lanzando un hechizo:

¡Impedimenta! —De pronto una barrera resguardó al joven, al mismo tiempo que el hechizo retrocedió a quien lo había invocado, cosa que sorprendió a Annia—. ¡Protego! —Un segundo escudo se formó, salvaguardando a la joven Black, haciendo que el conjuro se perdiera en el aire—. ¿Qué pasó?

Ambos primos se quedaron viendo asombrados por lo que acababa de ocurrir. Se creó un mutis total. Los Blade Breakers restantes seguían mirando a la bruja. Uno de ellos rompió el silencio:

—Deberías explicarnos quien era ese sujeto —comentó Rei—. Por lo que veo, lo conoces muy bien.

—No debo, ya han visto demasiado —se aferró a mantener en lo alto su varita—. Y si quieren enfrentarme de nada les va a servir, son muggles.

— ¿Qué nos dijiste? —terció Tyson, con cierta molestia.

—Gente sin talento mágico, como nosotros —respondió Kai sin apartar la vista de la muchacha. Se acercó a ella, buscando la manera de arrebatarle el objeto que traía en su mano—. Annia, escúchame por última vez, ¡déjalos en paz!

— ¡Kai, debes entender que ustedes no tienen nada que ver con mi mundo! —Le gritó—. No sé que quería con ustedes ese mortífago, si son muggles. ¡Por eso, tengo que modificarles la memoria! —Dijo, aunque no muy convencida.

—Después del ataque de los dementores, no lo creo, prima —la observó con sequedad—. Jamás creí que esos espectros se vieran tan horrendos y se percibieran así — sintió un escalofrío al recordarlos. Prosiguió—. Olvidarlo no servirá de nada.

— ¿Qué? —Preguntó sorprendida, con lo que su varita fue al suelo. La recogió, pero la sostuvo en su mano —Acaso... ¿Acaso los viste?

—No fue el único —contestó Max—. Yo los vi cómo se deslizaban en la acera.

— ¿Qué?

— ¡Yo también! —Exclamó Rei—. Además sentí como...

—... Si nunca volvieras a ser feliz ¿no es cierto?

—Sí, yo también sentí eso cuando se acercaban a nosotros, Kenny —respondió Tyson.

—No, no puedo creerlo, deben... ¡Deben de estar bromeando! —Los miró la joven con entrecejo fruncido.

—Sabes que nunca bromeo, Annia —expresó el ruso fríamente.

— ¡Pero es imposible que ustedes los vieran! —Exclamó sorprendida— ¡Sólo los magos y las brujas podemos ver a esos horrendos seres!

Se quedaron callados un momento por las palabras de la joven hechicera. Ella estaba de igual de confundida que ellos, al grado de ni acordarse de borrarles la memoria. Un viento cálido se sintió de repente, mientras una pluma roja caía a las manos de Black. En otra ventisca roja cayó un sobre amarillento con un escudo de armas a sus pies. Anonada por lo que pasó, recogió la carta con timidez, la abrió y comenzó a leerla en silencio. Su semblante cambió, se tranquilizó. Observó a los chicos, suspiró:

—Síganme. Y no hagan preguntas.

Se quedaron atónitos ante las palabras de la joven, sin embargo la siguieron. Aún ella traía su varita en mano, por si a Dolohov se le ocurría presentarse enfrente de ellos nuevamente. Mientras que Tyson veía con miedo a la bruja, Kai por su parte se acercó a ella con cautela y expresó:

Harry Potter y los Blade BreakersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora