The Taste of Revenge [SungJoy]

El sabor de la venganza

Fukushū no aji – El sabor de la venganza – The taste of revenge

Era casi la medianoche del viernes, y en las calles de Amakusa, Japón, un hombre de cabellos negros, ojos ónix, con una notoria cicatriz en la mejilla izquierda, caminaba a paso tranquilo en dirección al mejor bar que había en toda la ciudad.

Llevaba en su bolso unos papeles importantes, de los cuales, él era mensajero.

Llego al lugar y entro al bar Behemoth, guarida perfecta para las reuniones de los capos mafiosos o gente poderosa de la ciudad.

El bar tenía un ambiente tranquilo y serio mientras en el escenario, una banda de jazz interpretaba sus canciones de forma esplendida. Sus paredes rojas se encontraban revestidas por zócalos negros, a su vez, del techo colgaban varios candelabros dorados que daban una iluminación sobria al lugar. En el lado izquierdo del bar, se encontraba la barra, la cual disponía desde las simples cervezas hasta las cosechas de vinos más antiguas y cotizadas que podía existir. Del lado derecho, se ubicaban unas treinta mesas, las cuales solo sobraban dos.

Se dirigió hacia la barra, atendida por un joven de cabellos castaños de ojos oscuros que tenía unos diecisiete años que entregaba los pedidos a jóvenes aproximados a su edad, más pequeños o grandes.

La última trabajadora social que llego a querer denunciar la explotación juvenil salió con una bala en la cabeza y dos en el corazón.

-Chanyeol. -la voz rasposa y gruesa del hombre llamaron la atención del chico que limpiaba unos vasos y servía las bebidas para la mesa seis, en la que el líder del clan más poderoso de la ciudad se encontraba cenando con una de sus amantes.

-Yunho, es un placer verlo nuevamente. Dígame, ¿Está aquí para tomar algo o vino por mi madre? -pregunto con una sonrisa de lado.

-Lo segundo. -tomo asiento en la barra marrón oscuro.- Y también sírveme un Malbec del '70. -el castaño asintió.

-¡Seulgi! -una joven castaña se acercó a la barra.- Ve y dile a mi madre que la buscan. -ordeno y la muchacha partió hacia la zona privada del bar, donde se encontraba la dueña. Mientras, el preparaba la bebida para el hombre.- Entonces, ¿Por cuantos días dirigiré el bar? -pregunto.

-No mucho, quizás unos tres días. -hablo sacando el expediente de su bolso para colocarlo sobre la barra. A su vez, Chanyeol colocaba el vino cerca del hombre.

-Vaya Yunho, es una verdadera sorpresa verte aquí. ¿Cuánto ha pasado, dos meses? -una fina voz hizo girar al hombre, viendo que una mujer se acercaba a él. La fémina poseía el cabello castaño hasta la mitad de la espalda y sus ojos oscuros demostraban seriedad y vejez espiritual. Lucía una camisa, con las mangas arremangadas hasta el codo de color sangre, un pantalón de vestir negro y tacos del mismo tono.

-Park Sooyoung, la felicidad de mi vida, tan bella como cuando te conocí, dime, ¿Qué tan joven sigues siendo? -la castaña sonrió ante la pregunta que el hombre siempre le hacía cada vez que la veía.

-Tengo treinta y siete, espero que la siguiente vez no se te olvide, Yunho. -ella también tomo asiento.- Channie, amor mío, dame un café cargado, creo que esta noche tendré trabajo por hacer. -su hijo asintió yendo a la cocina.- Y bien, ¿Qué debo hacer por ti? -sonrió gentilmente. Ella le debía mucho a ese hombre de cincuenta años, por lo que siempre haría lo que él dijera.

Jung Yunho dio vuelta el expediente y se lo dio a la mujer. Quien entrecerró la mirada para abrir el archivo.

-Desde hace unos dos meses, una de las grandes empresas de Corea del Sur quiere entrar en Amakusa para abrir una nueva sucursal. ¿Recuerdas a Yuta Nakamoto? -la mujer asintió.- Bueno, él no estuvo de acuerdo con ello y le impidió la entrada a la capital. Sin embargo, el jefe de la empresa no dio su brazo a torcer y sigue tratando de instalar su empresa aquí. -Sooyoung comenzo a hojear el expediente donde explicaba los sucesos.- Nakamoto fue bastante directo con sus deseos. Quiere que elimines a su líder. -dio un trago al vino.- ¿Lo tomas o lo dejas? -dijo al ver los ojos de la castaña agrandarse al ver a su objetivo.