• 氷の華 •

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• K O O R I  N O  H A N A  •

La tarde era fría y silenciosa como ninguna otra

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La tarde era fría y silenciosa como ninguna otra...

Un famoso Shinobi de melena rubia se apresuraba a salir del bosque. Sus pies parecían volar sobre la nieve y sus mechones de cabello se zarandeaban con fuerza a todas direcciones. No sabía cuántas horas había pasado en ese lugar o cuánto tiempo llevaba corriendo. Debía apresurarse. Ese sitio no era el mejor para él o para cualquiera que no estuviera acostumbrado a climas por debajo de los 20 grados bajo cero. Quizás exageraba, quizás no... todos sabían que ese lugar era el más helado de todo el mundo Shinobi así que tal vez sus cálculos estaban en lo cierto.

Quería darse prisa para regresar a su aldea, darse una ducha caliente y tomar algo de sake, solo un poco, para devolverle el calor a su cuerpo. Su misión había terminado con éxito y ahora solo bastaba salir de ahí y regresar a su aldea sin que nadie lo viera; algo que para él sería sencillo, por algo era apodado: el relámpago amarillo de Konoha.

Con una sonrisa en su rostro y una respiración acelerada por su larga marcha, el ninja comenzó a imaginar una agradable cena por parte de su novia. Se moría de hambre desde hacia horas pero, suponiendo la hora que era en ese momento, posiblemente su cena nunca llegaría y su anhelado desayuno de tres entradas sería remplazado por un un desayuno ligero.

«Tampoco es que lo vaya a rechazar. Ahora mismo podría comerme hasta las verduras que Kushina quiere que coma», pensó ilusionado y con una enorme sonrisa que rápidamente borró al escuchar un singular ruido a su derecha, algo más bien parecido a un lamento; como el que hacían los cachorros al nacer.

Deteniéndose y mirando a su alrededor, el ninja caminó hacia aquel lugar. Apenas si había logrado escucharlo y de hecho, a cualquier otro le hubiera dado igual aquello, pero no a él y extrañado comenzó a buscar por el follaje. No podía confiarse de nada, podría ser algún enemigo intentando llevarlo a una trampa. No debía olvidar que estaban en guerra. Tal vez lo mejor era dar media vuelta y continuar con su camino, pero algo le decía que no debía hacerlo, que debía encontrar al dueño del sonido.

El albo camino le impedía ver a su alrededor y el aire azotando su rostro (y todo su cuerpo) no ayudaba en nada a la situación, pero luego de avanzar con cuidado hacia un montículo donde varios pinos bloqueaban su camino, el ninja atisbó un pequeño montecito de nieve, justo en medio de toda esa zona. Tal vez era solo nieve acumulada producto de las nevadas y fuertes vientos de esa zona, un así, inquieto por eso, el rubio sacó un Kunai y con lentitud continuó avanzando, paso a paso, hasta quedar a solo unos centímetros. Su sorpresa fue inmediata al ver como aquello que pensó que se trataba de nieve, era realmente una cobija blanca y aterciopelada que en esos momentos se movía por lo que sea que estuviera debajo de ella. Rápidamente y regresando el kunai a su sitio, el shinobi se apresuró y se puso de cuclillas para deslizar con mucho cuidado la cobija.

KOORI NO HANA • (KakashixOc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora