Hanna y varios otros

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Poco tiempo después de la partida de Hanna de la casa de su novio, Eduardo, comenzó a recordar los buenos momentos que había pasado con él, su primer amor, y los muchos problemas que se ha ocasionado por ir a varias millas de distancia, a una ciudad al otro lado del país, donde ella creía que hallaría su amor perdido.

Poco antes de llegar a dicha ciudad, uno de los neumáticos se estalló, provocando que el vehículo se estrellará contra una colina de nieve que estaba cerca, dejando a Hanna con algunas heridas e inconsciente.

Un montañés que pasaba por ahí vio el terrible accidente y corrió para ayudar a los presentes. Sacó a la malherida mujer y la llevo a su hogar, una pequeña casa de roble que estaba a unos metros de ahí.

Ya estando en la pequeña casa de roble, el solidario montañés encendió la chimenea y puso cerca de él a la pobre mujer, revisó sus heridas y consideró cauterizarlas con una cuchilla caliente, pero antes de lo que esperaba, la mujer malherida se despertó, alarmada y desorientada gritó: " Alejate de mi extraño, no tengo nada valor " , mientras corría hacia una de las paredes de la casa.

El montañés impresionado por la situación, le respondió acercándose lentamente a ella: " no te preocupes, no planeo hacerte nada, mas que ayudarte con tus heridas "

La mujer tratándose de separar de aquel hombre respondió agresivamente: " No quiero nada de ti, solo dejadme salir de aquí, me esta esperando mi novio "

" No vas a salir con esta tormenta, además se que mientes, si realmente tuvieras uno ya te hubiera encontrado" respondió aquel montañés soltando un carcajada.

" Como te atreves, lo dice el hombre que parece que jamás haya conocido mujer alguna en su vida " responde la mujer agresivamente.

" La conocí y viví alegremente con ella hasta que una aborrecible enfermedad me la arrebató de mis brazos" responde aquel montañés lleno de angustia. Estas amargas palabras que resonaron en el corazón de Hanna, apoyaron su respuesta:

" Lo lamento no quería....."

" No importa ya, la tormenta acaba de  cesar, vete no quiero ver tu rostro por aquí otra vez, sino no me obligarás a hacer algo que realmente no quiero" respondió aquel montañés entrecortando las palabras de aquella mujer insensible.

" Bien, de todas formas no quería tu ayuda " contesta Hanna tirando la puerta de aquella casa de roble.

Caminando por el grosor de la nieve hacia a su auto estrellado, pensó:  " Que hombre tan extraño me fui a encontrar, su apariencia de hombre solitario casi me engaña, pero si no fuera por él, seguro aun seguiría en mi vehículo en la nieve"

Después de un par de minutos de haber logrado llegar a la orilla de la carretera y de desenterrar su auto de la nieve, me decido a romper la ventana con una piedra que estaba cerca, para así sacar mi bolso y pedir ayuda con mi celular.

" No puedo creerlo, el mundo esta conspirando contra mi, solo estoy tratando de ser feliz...." respondo abatida y sollozante arrodillada en la espesa nieve en el suelo, al ver mi celular roto.

Pasada casi ya 2 horas , un vehículo que venía de una ciudad, se acercó lentamente por el pequeño desierto blanco.

Hanna casi congelada, pudo ver que era una camioneta de color rojo, en el había hombre que se le acercó y dijo:

" Señorita se encuentra bien " pregunta aquel anciano hombre, preocupado por el estado de la mujer casi helada.

" Me temo que no señor, mi auto se le estalló un neumático y se estrelló en la nieve, un hombre me saco pero......." me quede reflexionando si le decía lo ocurrido con el montañés y entonces me contestó: " Ay señorita, que calamidad, si usted gusta la puedo llevar a la Ciudad del Lago y si quieres más tarde recogemos tu auto"

Ramas del amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora