El saber que ella no volvería a estar conmigo, fue el golpe más fuerte de mi vida. Ella era parte de mi vida, un pedazo de mi esperanza y mis fuerzas. Ella mantenía firme cada parte de mí.
Cuando me dieron la noticia, todo cayó, absolutamente todo lo que me estaba haciendo feliz en ese momento, acabó cayendo y dejando nada más que un vacío eterno.Ella era el calcio en mis huesos, y sin esto, todo mi cuerpo se derrumbaría. Ella estaba en mis venas. Ella estaba en mis sueños más hermosos, y también en pesadillas. Pesadillas donde la perdía, igual a lo que estaba viviendo.
Sabía que tenía que dar una buena cara para mis fans, intentar sonreír de vez en cuando, hacer el esfuerzo para que no notaran lo roto que me hallaba. Y es que no quería que vieran mi dolor, sino mi felicidad, pero eso era casi imposible en ese momento.
Estaba aterrado. Los miembros lo sabían, intentaron consolarme, hacer reír un poco al menos; pero no recibían más que sonrisas falsas de mi parte, sin poder evitarlo. Ellos querían levantarme, pero perder un amor de esa forma y sin oportunidad de despedirme, era lo más horrible que había vivido hasta el momento.
Soy débil ante el amor de las personas, y lo sé, ella me decía lo sensible que era. Nunca entendí porqué le gustaba eso de mí, ¿acaso es bueno ser un debilucho como yo? Me cagaba en la selección natural, y ella sólo me aplaudía por hacerlo. No lo comprendía.
Ahora todo se veía más oscuro. Cada vez que leía un comentario agresivo de un hater contra mi persona, no podía retener las lágrimas de frustración y odio a mí mismo.
Un día sentí una presencia, no oí ni ví nada, pero lo sentí. La sentí. Y ella estaba enojada conmigo. Se enojaba porque no pude salir adelante, por quedarme atascado en las memorias, por ser tan dependiente de alguien que se fue físicamente. No era un adulto, era un niño, y ella misma me lo dijo. Era un niño que necesitaba los cariñosos brazos de una abuela que te crió la mayor parte de tu vida, que te hizo como eres ahora, que te forjó y te tejió las alas más hermosas para que puedas volar muy alto, apoyándote desde la tierra mientras te ves planeando en el aire. Aquella que te dió dulces y dinero a escondidas de tu madre, aquella que te sacaba a pasear todo el día y a todos lados, aquella que te regalaba los mejores juguetes aún cuando no era tu cumpleaños, la que te llenó el estómago de comida cada vez que te encontrabas en su casa, la que te llamó como tu padre en lugar de usar tu nombre porque se confundía de persona, la que te contaba historias de su vida y tú te quedabas muy atento a esas anécdotas que siempre acababan siendo cómicas, con la que jugabas y le explicabas los juegos que aprendías en la escuela, la que te ayudó a hacer la tarea, la que te bañaba cuando eras un bebé, la que se enojaba contigo por usar tanta tecnología porque en su época hacían cosas "más entretenidas", la que te cuidaba cada vez que enfermabas con recetas caseras y antibióticos, la que se preocupaba más que tus propios padres por cualquier idiotez por la que lloraras, por la que te preocupabas cada vez que enfermaba, aquella que siempre se quejaba de dolores de espalda, la que te dió visto bueno a todo lo que querías ser de grande... La que siempre estuvo a tu lado, viéndote crecer, viéndote madurar, viéndote enojarte y llorar hasta que no te quedaban más lágrimas, y siempre acababas en brazos de ella porque sus abrazos eran lo más reconfortante que existía en el universo, porque sus chistes siempre te harían sonreír por más tontos que fueran y porque su mirada siempre te vería con ojos dulces, a pesar de que la trates como quieras, ella siempre te amaría y no dudaría en salir corriendo cuando necesitases su ayuda. Porque las abuelas son una segunda madre, esa que está aunque no la veas, porque es humana, y porque es un ángel que no se olvida ni se pierde.
Mi abuela lo era todo para mí, y yo lo era todo para ella. No la podría ver, no la podría abrazar, no la podría sentir, no le podría sonreír, no me podría reír a su lado ni caminar junto a ella, no podría hacer nada luego de su muerte... Pero ella siempre estaría en mis memorias, en mis recuerdos más felices, emotivos y dolorosos, en los juguetes de mi infancia, en las comidas, en las palabras, en las sonrisas, en las miradas, en casa, en el parque al que fuimos, en la playa, en el cielo estrellado, nublado y soleado, en las nubes, en el sol, en la luna, en el pasto, en la tierra, en cada flor y ser viviente, en cada persona del mundo, en cada beso de buenas noches, en cada "te amo" y "te quiero", en los niños sin familia, en el aire y en todo el puto universo. Ella estaría ahí, por más que después de la muerte no hubiese nada, ella seguiría estando, y nunca dejará de estarlo.
Y aunque los ángeles no existan, el simple hecho de saber que alguien te cuida en las memorias de tu cabeza, es un dulce susurro que te permitirá dormir en las noches, que te permitirá sonreír cuando no aguantes más. Porque lo dulce es el amor y la sensibilidad, y ser sensible es tener coraje y fortaleza. Porque el yunque se dobla, pero no se rompe.
Todo lo brinda un cálido y dulce susurro en el oído antes de dormir...
Ese susurro que te dice que ella está, y que nunca se irá.
Te amo, abuela. Perdón por caer. Y gracias por simplemente estar... Mi Ángel del Recuerdo .
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Angel -kth.
Fanfiction"Ella me da protección, ella me hace levantarme cuando caigo, ella me cuida desde donde esta. El ángel que está, que nunca se fue... y nunca lo hara".