"Cuando tu mano encuentre la mano que estaba destinada a sostener, no la dejes ir. " decía Helga mientras peinaba el largo cabello de Angrboda quien ya lucía como una bella guerrera, tal como su padre.
Floki repetia esa escena una y otra vez en su cabeza y no lograba entender como los dioses le quitaron todo lo que amaba.
Aunque no era solo Floki quien sufría.
Ivar y Angrboda siempre fueron muy cercanos, cuando nadie quería jugar con el lisiado ahí estaba ella para él. Tan pura como su madre y fuerte como su padre.
Con el tiempo la amistad se fue fortaleciendo al punto de solo confiar en una persona, y sí, era en ella.
Podría abrir su alma a ella, sus ojos azules conectaban entre sí y formaban algo magico.
- ¿Cómo le pueden perdonar la vida a los cristianos? YA quiero ir a vengar la muerte de tu padre y arrancarle la lengua a todos por alabar a ese Dios - gritó con furia para después darle al blanco con su cuchilla.
- Ya sabes lo que pienso sobre que tú vayas a Wessex con nosotros. - Ivar evitando mirarla comentó
- Tu opinión no vale nada, lisiado. Si tengo que morir es mi destino. - dijo como si nada la rubia.
- TU DESTINO ES PERMANECER CONMIGO. - gritó furioso - No hay otros ojos que podrían ver dentro de mi como lo hacen los tuyos - dijo ahora más calmado acercandose a ella
- A pesar de eso, no te quieres casar conmigo. - río amargadamente para sentarse a su lado.
- Angrboda, hablamos de eso tantas veces. Aunque seas todo para mi no podemos estar juntos. No puedo darte una familia, hijos o placer. Sería inútil y tu An, tú te mereces lo mejor. - se defendió Ivar mirando hacia el suelo.
- Entonces me podrá complacer un hermano tuyo, de preferencia ¿Sigurd? - al ver que la cara de Ivar cambió drásticamente - que poco sentido del humor tienes, eh.
Antes de que pueda contestar apareció su padre.
- Tu madre te esta buscando por todas partes sera mejor que vayas ahora. Y tú bastardo a 5 pasos alejado de ella. - bromeó como de costumbre. - y otra cosa maldito estúpido, te aseguro que tu eres lo mejor que puede tener.
Pero todo cambio los dioses al parecer no estaban a favor de Floki ni de Ivar.
Aunque la pelea con el gran ejercito pagano habría sido un exito hubo minoría de muertes, y entre ellas la de Angrboda.
La unica persona que él que confiaba, a la unica persona que le sonreía, no maltrataba y amaba se había ido.
Claro que quien la mató recibió una de las peores torturas por parte de el hijo menor de Ragnar y Floki.
Ivar no podía quitarse la ira, sentía culpa, si tan solo hubiese insistido un poco más ella se hubiese quedado en Kattegat, o si tan solo hubiese estado a su lado protegiendola.
Sus pensamientos lo estaban matando de ira, enojo, tristeza y desconsolación.
Porque todo le recordaba a su sonrisa, a su carisma, a su amor.
Pero si de algo se aseguraba es que había entrado al Valhalla victoriosamente se encontraría con su madre Helga a quien ella amaba más que a su propia vida.
Nadie podía entenderlo, nadie podia creer que su intención no era matar a su hermano.
Y ahí es cuando se daba cuenta que ella faltaba.
- ¡Floki! ¿Por qué estás construyendo un barco de juguete? - preguntó mientras se acercaba hacía él.
- No es de juguete. - respondió - Es un barco para una sola persona. No necesito la ayuda de nadie para navegarlo.
- ¿Y a dónde crees que navegarás? - preguntó con algo de ansiedad.
Aunque tardo unos segundos en responder finalmente habló
- Donde los dioses decidan. - y fue ahí donde la cara de Ivar cambió completamente.
- No quiero que te vayas. - manifestó. - Aún te necesito en la lucha contra los cristianos. Mis hermanos son demasiado blandos y lo sabes, Floki. - al ver que en último nombrado solo guardó silencio insistió - ¿Por favor?
Pero el silencio siguió.
- Sabes que tú eres como mi verdadero padre. - y logró captar su atención.
- No. Tu verdadero padre fue Ragnar Lothbrok. El hombre más famoso en el mundo. Nunca lo olvides, Ivar. O los dioses te castigarán. - y la expresión de su cara cambió - Ahora dejame continuar con mi barco.
Otro silencio recorrió el lugar.
- No puedes dejarme. Mis hermanos no me creen que no fue mi intención matar a Sigurd, ya no tengo a Angrboda conmigo. Por eso no te puedes ir. - comentó la última frase casi en un susurro. - Estoy muy solo, estaré muy solo. - quebrando su voz al borde del llanto
Floki se acercó nuevamente a él casi abrazandolo.
- Me tengo que ir, Ivar. Ahora que Helga, ni mi hija están no hay nada para mi aquí. Este mundo ya no me interesa. - se explicó - Por eso me someto a las mareas y vientos, y voluntad de los dioses. Ven conmigo. -
- Mi corazón esta roto. - reveló hacía Floki en llanto. Recordando una y otra vez a su chica.
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- Sanará - murmuró abrazandolo. - Ivar, the Boneless, el azote del mundo. No me necesitas. - siguió en llanto mientras recibía consolación de su parte.
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Pero el sabría que tardaría, que por más años que pasen él no la olvidaría y que esperaría el grandisoso día para encontrarla en Valhalla.
Hubiera deseado decirle que sí al momento de hablar de matrimonio, decirle que sí a la hora de darle consejos, le hubiera dicho que sí toda su maldita vida.
Los dos perdieron a los amores de su vida, pero cada uno iban hacia diferentes caminos.
Ivar, decidió que dominaría el mundo, ella estaría orgullosa al igual que su padre Ragnar Lothbrok.
Nadie más dominaría su ira, es lo que lo haría invensible. Pero siempre llevaría su amor hasta el día de su muerte.
❝ Ivar, tú eres la mano con cual estoy destinada a estar. Será así por siempre. ❞
