10 mes
Diciembre
Cejas y pestañas pobladas, ojos almendrados color miel, un brillo increíble en ellos; y una capacidad de hacer perder a cualquiera en su mirada, bueno, eso es lo que me pasa a mí. Con solo una mirada él puede hacerme cambiar de humor completamente, el me hechizaba, bueno... aún lo hace y creo que siempre lo hará. Una nariz imperfecta pero que hace que su rostro se vea perfecto, en serio no podría imaginarte de otra forma. Unos labios más delgados que los míos pero con una calidez impresionante. Sueño con sus manos que todo lo podían, sus besos relajantes todos lo traían y todo lo conseguían. La manera tan inusual en la que sonreía, era algo así como perfecta. Su torso era capaz de albergar mundos enteros: era la perfección hecha piel.
¿Qué extraño no? Como puede cambiar todo de un momento a otro, por tan solo un mínimo, por el más pequeño error o por un simple capricho del "destino", cuando creías que nadie te podía quitar tal felicidad, cuando todo era al fin como tus sueños, tus anhelos por fin se comenzaban a cumplir, cuando te sentías acompañada por las personas perfectas, cuando sentías que todo iba bien. Todo se derrumba, todo se torna de gris, todo desaparece para ti, ver tus sueños frente a ti, a solo unos metros pero sin poder alcanzarlos y ver como se deshacen y desaparecen, sin importar hagas lo que hagas para poder recuperar la vida perfecta que llevabas, ya es en vano. No sientes nada y todo pierde su sentido, ya ni ganas de sentir, ni de vivir quedan. Quedas ahí, "viviendo" en la nada, en un sinsentido total, ya nada puede hacerte sonreír de verdad, no queda más que comenzar a fingir sonrisas y amor cuando ya te acostumbras al dolor. No es fácil para todo aquel que ama pasar la siguiente página y decir adiós, y la mente tortura trayendo recuerdos, recuerdos frescos de una hermosa relación. No es fácil alimentar el alma con frases que buscan cerrar la herida del corazón. No es fácil entender por qué la vida nos golpea el rostro y no ha pasado el dolor cuando se acerca y nos pide la otra mejilla... No es fácil para el que ama, la resignación.