BEHIND THE SCENES

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―Y el ganador es... Bangtan Sonyeondan.

Fue magnético. Cuando se dio cuenta sus ojos estaban clavados en esas oscuras gemas que tanto quería; esas que brillaban como mil soles, llenas de alegría, y que ahora parecían iluminar cada rincón de ese lugar.

Le sonrió, ligeramente conmocionado, aún sin creerse que hubieran ganado. 

Y él lo supo. Él sabía lo perdido que estaba.

Entre aplausos y miradas cargadas de felicidad se encaminaron al brillante escenario, y no pudo evitar esperarlo; atrasar sus pasos lo suficiente como para tenerlo a su lado. En un segundo ya lo tenía a escasos centímetros, empujándolo suavemente con su grácil mano mientras compartían una cálida sonrisa.

Miles de mariposas volaron en su pecho, atontándolo. Volviéndolo loco.

No pudo evitar suspirar lleno de alivio cuando dejó de sentir esa mano sobre su cuerpo, y sin pensarlo apresuró sus pasos, acomodándose lo más lejos posible de él.

No podía arriesgarse. No cuando sus sentimientos estaban a flor de piel. Lo menos que necesitaba en esos momentos era ser obvio. No enfrente de millones de personas. No en medio del ojo público.

Mandando a lo más profundo de su mente la cálida sensación que había inundado su ser segundos antes, se sumergió en otra casi igual de aplastante: La alegría de haber ganado un premio; la alegría que sólo ARMY era capaz de brindarle.

Con eso llenando cada parte de su ser, se olvidó de sus sentimientos, esos que no debía tener.

-

Remoloneó por décimo quinta vez entre las sábanas de su cama, gruñendo por lo bajo mientras se sentaba de golpe.

A pesar de lo cansado que estaba el sueño no venía a él. Era ridículo. Literal, hasta los huesos le dolían, y aunque sus ojos estaban más cerrados que abiertos, simplemente no podía dormir.

Necesitaba un té de fresa.

A paso lento y aguantándose uno que otro quejido, recorrió el corto trayecto que separaba su cama de la entrada a la habitación, deteniéndose por breves segundos en el marco que dividía su lado del de Namjoon, cerciorándose que no lo hubiese despertado con sus movimientos.

Lo único que podía vislumbrar del rapero era parte de su pie, mientras el resto de su cuerpo estaba enfundado bajo las gruesas sábanas. Sus ronquidos le aseguraban que seguía profundamente dormido.

Con un largo bostezo, terminó de salir del lugar, notando de inmediato la tenue luz que iluminaba la sala. Algo extrañado, se encaminó hasta asomar la cabeza en el acogedor espacio, sintiendo cómo su corazón brincaba al instante, emocionado.

―Hyung...

El suave susurro llamó la atención del mayor, quien bajo un mullido cobertor había estado segundos antes con la vista perdida en la televisión. Sin dudarlo, redujo la distancia que lo separaba del rapero, sentándose en el mueble sin despegar en ningún momento la mirada de las orbes que tanto lo atraían.

―¿Insomnio?

―Fuerte ― afirmó en un susurro ―. ¿Y tú?

―Igual― respondió con suavidad ―. Han sido demasiadas emociones para dos días...

―Es como un sueño― sonrió, llevando sus piernas hasta su pecho ―. Estoy tan cansado... Pero aún así no puedo dormir― explicó, apoyando la mejilla sobre sus rodillas mientras la oscura mirada de Hoseok lo seguía, atento―. No sé... Es como si...

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