Seis

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La recepción era en el gran salón de la residencia de la familia Monett, era una casa grande que a Annie la había dejado sorprendida, iba del brazo de Nate, todos los miraban con cara de asombro, pero segundos después se dio cuenta que sólo lo miraban a él y por la expresión de Nate parecía estar fastidiado.

Nate miró a su alrededor para ubicar a su familia, al verlos tomó a Annie por la muñeca y camino hacia ellos, todos se sorprendieron al verlos… al verlo.

— ¿Qué haces aquí? — Le soltó Jean al verlo.

— Vine — Respondió.

Había dos sillas vacías, recorrió una y le pidió a Annie que se sentara, luego se sentó junto a ella, su familia esta totalmente sorprendida, Nate estaba ahí, y no sólo él sino también con una chica que nunca habían visto.

— ¿Quién es ella? — Le preguntó su padre.

— Ella es Annie,  una... amiga — Respondió Nate nervioso.

— Buenas noches — Les dijo ella.

— Buenas noches — Le contestaron todos casi al mismo tiempo.

— Nunca habías hablado de ella — Le dijo su padre.

— La conocí ayer, no tengo mucho que contar.

Ningún miembro de su familia dijo nada, eso a Annie la había puesto más nerviosa de lo normal.

— ¿En dónde? — Le preguntó su  tía.

Nate puso los ojos en blanco al darse cuenta de que los cuestionamientos no iban a parar.

— En una cafetería — respondió ella — Soy  mesera.

Nadie dijo nada.

— Una mesera — Dijo su padre — Maravilloso… pues, soy Arthur Valentine, soy el padre de Nate, espero y te agrade estar ésta  noche con nosotros.

— Gracias.

Sirvieron la cena y el vino, nadie dijo nada, todos comían en silencio, Annie miró a su alrededor, todo era muy distinto a lo que ella veía, un sin fin de cubiertos de plata y un gran juego de copas de cristal, algo que ella no conocía, y, por algún motivo sabia que ella no debía estar ahí.

— Come — Le dijo Nate al oído.

— Qué es eso? — Preguntó ella nerviosa.

— Que monada — Dijo Arthur con sarcasmo.

— Sólo come — Le dijo Nate ignorando a su padre.

Annie no probo la comida, preguntándose por qué  si tenían tanto dinero tenían que comer algo tan asqueroso como los caracoles en vino blanco,  los modales que para ellos eran finos para ella eran raros y posiblemente innecesarios, como las servilletas de seda en las piernas, los diferentes tipos de cubiertos para cada tipo de comida,  la comida, esas cosas que le hicieron dar cuenta de que Nate estaba en un  mundo aparte del de ella, un mundo que no conocía y que quizá nunca iba a conocer.

— Su atención por favor — Dijo  la novia en voz alta tocando una copa de cristal con una cuchara, todos la miraron — Mañana me caso — Dijo con suma emoción — Quiero agradecer a todos los que están aquí...  y a los que no están, yo nunca fui una chica romántica, pero — Pauso unos segundos,  su novio la abrazó tiernamente — Una de las personas más importantes de mi vida me dijo: “América, cuando te enamores te volverás loca”  y tenía razón, amo a Harry — Besó a su novio — Y no imaginó mi vida sin él, Harry es mi  apoyo… y bueno, nunca me ha gustado hablar de mi ni de mi vida privada, pero ahora que seré eternamente feliz, quiero compartir con ustedes el último momento de importancia que viví con esa persona, la extraño tanto ... fueron nuestras últimas vacaciones, las más maravillosas que viví con ella — Ella pausó  y miró la mesa de los Valentine —  Mi intención no es lastimar a nadie, de hecho nunca imagine que estaría aquí… Sólo, miren la pantalla por favor.

París en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora