Narra Erika
Mi país ha desaparecido, o eso es lo que creo, no tengo idea de nada, no sé dónde estoy. Los soldados me dijeron que sería un regalo para el sultán, que me educarían para vivir en un palacio y ser parte del harem de su soberano. La impotencia y rabia que tengo en este momento es inmensa, no soy capaz de entregar el resto de mi vida a ese tal sultán. Estoy aterrada.
He estado tres días navegando en este gran barco, me siento ansiosa, a pesar de que puedo pasear libremente por las habitaciones ¿Cómo será aquel sultán? ¿Qué me deparará el destino en ese castillo? Realmente no soy capaz de imaginarlo, en la granja donde vivían mis padres y mis seis hermanos mayores nunca habría imaginado terminar así. Aunque he escuchado de otras mujeres que van conmigo en el viaje, decir que, tras una invasión este es el mejor destino imaginable para nosotras y que teníamos demasiada suerte por ser hermosas.
Aunque sinceramente no me siento especialmente atractiva, tal vez porque no me importa o porque mis hermanos siempre se encargaron de decir que era horrenda, cada vez que los vencía en nuestros entrenamientos con la espada. Supongo que por esta misma razón, no soy capaz de sentirme feliz por ir directo al cuidado de un sultán.
Hoy es un día soleado, solo es un día más en ese viaje. Estoy muy tranquila mirando el horizonte, el mar es increíble, hermoso y atemorizante, casi parece un dios imponente. Lo veo sentada a la orilla del barco mientras este viento salado y fresco me envuelve. Como me gustaría que esta sensación durara para siempre, solo detener el tiempo aquí y ahora para no tener que llegar a mi destino. Pero de repente escucho un barullo detrás de mí, unos hombres llamaron mi atención y los miré, varios de los tripulantes apuntaban una embarcación. Una muy grande y hermosa, su decoración era tan blanca y brillante que parecía que fuera de vidrio, además su delicada estructura hacia parecer que la embarcación completa estuviera acunada en unas suaves y enormes alas.
Narra Ezarel
Estoy navegando el barco, mis amigos Nevra y Valkyon que también están a cargo de la misión, están atentos a los deberes de los demás miembros, además de fijarse que nada nos amenace directamente. A pesar de que ya estoy aburrido, tengo que admitir que es bastante relajante después de todo.
-Ezarel, creo que viene algo.- dijo Nevra apuntando hacia mi izquierda.
Cuando agudizo mi vista veo una embarcación de humanos, repleta de ellos. Nos han visto, su embarcación parece de batalla, como si fuera a la guerra y estaban armados hasta los dientes. Ninguno era capaz de escuchar lo que decían, pero teníamos claro que nos iban a atacar, nos estaban apuntando con sus cañones.
-¡Por un demonio! –exclame molesto, esos terrestres siempre querían algo, son insaciables.- ¡¡Todos a sus posiciones, están a punto de atacarnos!!- apunté hacia el barco enemigo.
Valkyon se encargó de hacer las demandas correspondientes, mientras Nevra y algunos de su guardia se encargaban de izar las velas. Mientras tanto me mantuve firme en el timón.
Escucho cañones que se acercan, uno de ellos explotó nuestra proa y entonces nos pusimos en guardia. Ordene que pusieran una defensa con un conjuro. Mis subordinados se pusieron al costado del barco y entre todos invocaron un escudo provocando que los cañones revotaran, causando un ruido tan acaparador como la explosiona misma. Aunque esto no impedía que nuestro enemigo continuara acercándose, no podíamos más que contraatacar con lo que teníamos. Los de la guardia obsidiana se preparaban para una batalla cuerpo a cuerpo, sacando sus armas y escudos.
Estábamos muy cerca. Salgo de mi lugar para aligerar la carga, ordenando eliminar cualquier peso extra a excepciona de los alimentos, pero es inútil, ellos están encima de nosotros. Su barco choca ligeramente con el nuestro provocando que nos tambaleemos pero sin caer al suelo. pusieron unas tablas para pasar a nuestro transporte.
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Atrapado ONE-SHOT (Editado)
FanfictionEs junio 23 de 1846, momento en el que dos mundos chocan por azar del destino. Uno de ellos solo cumple una misión prácticamente cotidiana, mientras la chica será el regalo para el sultán que venció en la guerra. Nadie podría esperar que ÉL se enam...