EL SILENCIO DE GABRIELA

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#MisÚltimasVacaciones, Parte 1


Es invierno y la neblina se filtra de a poco por la ventana de la habitación 301 del hospital "El Carmelo" de Buenos Aires. Un extractor se mueve intermitente como si estuviera cansado de girar tantos años. En la cama Gabriela Donati, está reposando, con el brazo izquierdo roto y media cara paralizada. Lo bueno es que solo quedó "herida" del lado izquierdo.

No puede pronunciar palabra alguna, aunque nunca fue tan necesario, "ella casi siempre fue de pocas palabras y de mucho amar". Al pie de su cama a su lado diestro está puesto un bastidor a su medida. Gabriela no deja de pintar con su mano derecha, por ahora es la única forma de trascender y sacarle la vuelta a esta cárcel infame que le causó la caída desde las barandas del segundo piso a su jardín de rosas.

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Sus límites no son los barrotes, ni las inmensas paredes grises que son parte de su paisaje, hoy es su cuerpo lastimado. Sin embargo, en el espacio infinito donde sólo habita el alma rebelde de un artista, ella tiene su revancha y se ríe a carcajadas. El lienzo ya casi está listo, sólo faltan algunos detalles de color. Lo que pinta es un hermoso paisaje de sus últimas vacaciones, aquella vez que estuvo toda la familia junta por última vez. Gabriela de 14 años, Fabio de 16 y su hermosa madre Diana Hernández con 33 años bien llevados. Su padre, josé Donati llegó después...!

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De pronto Fabio se queja -rayos a qué hora llegará papá, ya estoy cansado de llevar todas las maletas, por favor lindas damiselas ayúdenme con la roja y la celeste pónganlas en el clóset porque me falta el aire, compréndanme yo soy un animal de pampa no de altura-

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No te quejes Fabio -le dijo su madre Diana Hernández-, apenas has cargado unos minutos las maletas, mañana Jorge Condori y sus hermanos nos ayudarán, ahora vamos a descansar por lo menos una hora para aclimatar el cuerpo, recuerda que estamos a más de tres mil metros de altura

-sí, yo también me iré a dormir, dijo Gabriela-.

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"La noche avanza y el cansancio gobierna el cuerpo". Mientras, el aire acondicionado y la máquina de oxígeno hacen su trabajo.
De pronto se escucha el crujir de las escaleras de madera. En el compás del movimiento, se puede distinguir una respiración agitada con intervalos, por momentos la pausa deja escuchar una voz que tararea una canción con acento italiano:

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-"allí voy amada mía, aquí está el piloto de tu vida, con el motor caliente y la mano firme en el timón, aquí voy paloma mía para compensar mi ausencia con las ganas y la experiencia de mi dulce corazón, aquí está tu hombre navegante que vuela derecho y sin desplantes por las sendas del amor..."
toc, toc, toc,

"Diana soy yo, José Donati Fontana, abre la puerta, abre querida, pronto que estoy ardiendo por el vino y la pasión. Quiero brindar estas últimas copas contigo, luego nos perderemos en los suspiros y los gemidos del amor. Abre, abre por favor que soy la mar en marejada que quiere bañar tu cuerpo y arrastrarte hacia su centro para no dejarte ir, abre pronto."

¿Diana, estás ahí?, que raro con tanto ruido, no se levantó, debe estar muy cansada.

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El Silencio de Gabriela (sin cortes)Where stories live. Discover now