Un par de días después vuelvo a pasar por la casa de Raven pese a que ya se aproximadamente su respuesta:
-¿Tengo que volver a repetirte los millones de personas que viven en este planeta, Clarke?-casi me grita con mal humor sin apartar la vista de la computadora-
He fallado un poco en mi valoración de su respuesta...pensaba que iba a decir algún taco o a insultarme. Supongo que haber salido de borrachera juntas une mucho.
-Me voy unos días de viaje. Si encuentras algo...-
-Llamaré a tu jodido móvil y rezaré para que tu estúpido cerebro medieval recuerde como funciona-
Ah! Pues no, sigue siendo una malhablada que me insulta en cuando puede. Aún me cuesta procesar que en este siglo ese tipo de lenguaje muchas veces son muestras de cariño cuando se dan entre "amigos".
Solo paso por mi piso para recoger una pequeña maleta negra de ruedas en la que llevo un par de mudas limpias. Un enorme coche me recoge en la puerta y me lleva al aeropuerto. Todas las comprobaciones de seguridad siempre me hacen reír interiormente, a fin de cuentas mi documentación es más falsa que una moneda de madera. Revisan totalmente mi maleta sin tener en cuenta que Clarke Taylor, la mujer a la que hacen pasar por el detector de metales y cuya foto comprueban con esmero no existe.
Si algo tienen en común todas las épocas es que con dinero puedes ser quien quieras y eso se aplica a este siglo, donde tengo una partida de nacimiento, libro de escolarización, registros de domicilio y mis impuestos pagados al día. Con la ayuda de Raven y gente como ella he creado la vida de alguien que no ha nacido ni siquiera en este milenio.
Subo al avión y en cuanto despega cumplo el ritual que siempre hago: cierro la cortina de mi ventanilla, saco un libro y me sumerjo en él tratando de olvidar que en realidad estoy en una lata gigante a miles de metros sobre el suelo y me esmero en ignora la molesta presión en mis oídos.
Doce horas después desciendo en esa ciudad que tan bien conozco y me subo en uno de sus enormes taxis negros. Me deja en la estación de tren y espero el que me llevará a mi destino tomando un café sentada en un incómodo taburete. Dos horas más tarde dejo la maleta en el piso que tengo en mi lugar de nacimiento hace ya tanto tiempo y me dirijo paseando a la vieja iglesia de Tilbury.
¿Cómo es que ha sobrevivido pese a no ser una gran muestra arquitectónica de su época? Gracias a las donaciones anónimas de una familia de feligreses, cuyas mujeres se encargan de mantener ese pequeño edificio de piedra. Supongo que no hace falta decir que todo ese linaje solo está compuesto por una sola persona...
Cruzo el pequeño jardincillo de la entrada y con confianza me dirijo al de atrás, algo más extenso. Pese a tener un aspecto algo salvaje está bien conservado y se nota que la lápidas se limpian y arreglan cada cierto tiempo. Me siento frente a una de ellas y recojo del césped algunas florecillas silvestres y ojos de distintas tonalidades creando rápidamente una especie de corona improvisada que apoyo en la oscura piedra. No es muy lujosa pera a él siempre le gustaron estas pequeñas muestras de mi talento artístico.
-Hola padre-susurro-Hace mucho que no venía a verte...lo siento-
El nombre de Jake Griffin ya apenas son arañazos en la roca y el musgo ha comenzado a apoderarse de los bordes. Tal vez debería mandar que restauraran la lápida, a fin de cuentas hace ya... ¿un par de siglos que lo hice? Cuesta recordar esos detalles cuando hay tanto tiempo entre medias.
-Ojalá pudieras darme tu fuerza. Empieza a ser realmente duro esperarla-le confieso a la fría roca como si pudiera responderme-Siempre me decías que debía ser paciente, pero ni después de tanto tiempo he logrado serlo-
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El tiempo de una vida (PAUSADA)
FanfictionLa distancia pesa en el amor, pero...¿Y cuando esa distancia es de más de mil años? De la edad media a la época actual Clarke luchará para volver a estar en los brazos de Lexa.