Vigésimo primer encuentro – primera parte
Magnus
El toquido en la puerta despertó a Magnus. El sol estaba comenzando a levantarse cuando se quedó dormido en el sofá, ya era casi medio día. Se levantó a abrir la puerta y sin sorpresa alguna, encontró a Alec y a Jace afuera. Llevaban una caja con objetos. Sus ojos se fueron a encontrar los de Alec inmediatamente. Lucía bastante cansado. Círculos negros alrededor de los ojos sobresalían en su blanca piel. Como si fuesen golpes. Sus ojos azules sin brillo debido al agotamiento. Como si una parte de él hubiese muerto con su hermano, lo que en parte, era cierto. Ya no estaba su hermano pequeño por lo que una parte de él se había ido también.
Siguieron a Magnus a la sala en donde Jace vació el contenido de la caja encima de la mesa.
—Estas son las cosas de Sebastian. –anunció. — ¿Puedes rastrearlo?
—Ya me ocuparé de eso. –le dijo Magnus. —Primero café, por favor. ¿Acaso es qué durmieron algo? -La pregunta iba encaminada a Alec. Le miró con atención antes de dirigirse a la esquina en donde había conjurado la cafetera roja que le había comprado a Alec. No había electricidad en Idris, pero él no la necesitaba para hacerla trabajar. Sirvió tres tazas de café y le pasó una a Alec y una más a Jace, él le dio un gran trago a la tercera.
Alec sacudió su cabeza. —No tuvimos tiempo de dormir. Tuvimos que hacer el ritual. Tuve que... -su voz se quebró antes de terminar.
Magnus alcanzó su mano y la presionó suavemente, antes de soltarla. Alec tomó aire en un suspiro y continúo su relato. —Mi madre está tan molesta con los Penhallows, que hizo preparativos para que nos cambiemos a otra casa. Ellos están ahí ahora. Isabelle se ha encerrado en su cuarto. Se está culpando a sí misma. Cómo si yo no la hubiese dejado sola con él. Yo soy él que debería ser culpado.
—Por supuesto que no. –replicó Magnus. Ninguno de ustedes debe culparse. Tú no sabías que Sebastian no era de fiar.
—Lo sé. –replicó Alec. —Pero me siento devastado. Traté de dormir en una casa extraña después del ritual pero no podía dejar de pensar en Max. –su voz temblaba, las palabras se atoraban en la garganta y finalmente se dejó caer al sofá.
"Lo que sea," pensó Magnus. Lo que sea para hacerte sentir mejor. —Podría traerte algunas de tus cosas del Instituto, ¿Te gustaría eso?
Alec sacudió la cabeza y se reclinó en el sofá. Jace, que estaba ocupado revisando las cosas en la mesa, levantó la cabeza rápidamente.
—Alec, ve arriba y trata de dormir, luces exhausto. –dijo. Jace usaba un tonó de hermano realmente preocupado. Como Alec no hizo el intento de moverse, Jace se aproximó, le tendió la mano para levantarlo y encaminarlo al pasillo.
— ¡Ve! –ordenó. Pero Alec seguía quieto.
—Hay algo que necesito decir. –aclaró, mientras Jace y Magnus le veían intrigados. —Es algo que ustedes dos no saben, pero necesito decirlo.
Sus ojos encontraron con los de Jace. —Estoy saliendo con él. –dijo e hizo un ademán para señalar a Magnus con la mano. Estoy saliendo con Magnus. Necesito que lo sepas.
Los ojos de Alec cambiaron de Jace a Magnus. Magnus tenía la boca abierta como reacción a la revelación de Alec. Él había asegurado que lo presentaría ante toda su familia, pero escucharlo en estos momentos era realmente inesperado.
—Lo sé, -replicó Jace. —Y sabes que yo estoy de acuerdo con ello. ¿Verdad?
Alec asintió. Jace colocó su mano en el brazo de éste y terminó el pensamiento. —Entiendo el porqué de que necesites decirlo ahora. Ya lo dijiste, ahora, ve. –Alec obedeció la orden y subió las escaleras.
Jace giró hacía Magnus que seguía con la boca abierta. Este la cerró rápidamente al sentir su mirada. — ¿Qué fue todo eso? –le preguntó a Jace.
—Nuestro hermano ha muerto. Él nunca sabrá lo que Alec me acaba de decir a mí.
—Gracias. –dijo Magnus. Entendiendo.
—Gracias, ¿Por qué?
—Por ser su hermano, creo. –replicó Magnus.
Jace asintió y regresó a la mesa. Levantó un brazalete y jugó con el en la mano. —Me estabas enseñando a rastrear, pero no terminamos con eso. ¿Será que podemos retomarlo ahora? Yo te observo para ver cómo funciona.
—Claro. –Magnus se aproximó al otro lado de la mesa y tomó el Libro de la mesa. Sus dedos comenzaron a emitir chispas azules y un hechizo de rastreo salió de su boca. Cerró los ojos mientras presionaba el libro en sus manos. Nada. Volvió a repetir el hechizo, pero pasó lo mismo.
— ¿Este libro es de Sebastian? – le preguntó a Jace.
—Debe serlo. –contestó este.
Una hora después habían tratado con cada uno de los objetos en la mesa y nada había funcionado. —Es como si ya no estuviese aquí. –murmuró Magnus.
— ¿Quieres decir que está muerto?
—Podría ser, pero no estoy seguro. Quizás tenga algo que bloquea los hechizos de rastreo.
Jace sacudió la cabeza frustrado. —Bueno, sabes qué, me voy. Necesito caminar. Dile a Alec cuando despierte que me fui a casa. Giró sobre sus talones y se encaminó a la salida.
Con un chasquido de dedos, Magnus removió todo el desorden de la mesa al interior de la caja y camino al pasillo. En el descanso de la escalera, se detuvo un momento, dudando, pero entonces pensó en lo que Tessa le había escrito, ese al que amas, había dicho. Subió las escaleras y entró a la recamara. En la gran cama kingsize, con sus propias sábanas y almohadas y su suave cobertor, estaba Alec recostado. Magnus retiró las botas, los jeans y el abrigo que vestía, dejándose puesto solo los boxers de Calvin Klein y una playera. Alec se movió de lugar y giró para reclinar la cabeza en el hombro de Magnus cuando este se metió a la cama con él. Este lo envolvió en sus brazos y dejo su cabeza descansar contra la de Alec. A pesar de todo el dolor y la tristeza, se sentía seguro, ubicado en el mundo, porque Alec estaba otra vez en sus brazos.
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Malec Una Historia de Amor
FanficMagnus y Alec merecen su propia historia. Hay tantos vacíos en ella, especialmente en TMI. Esta historia esta escrita en POV de Alec y Magnus. Su historia de amor sigue la línea de tiempo de Cassandra. Abarca desde cómo Cazadores de Sombras, TBC, Tf...