Después de que me estacioné en el centro comercial, me bajé a buscarla. Me había escrito que me estaría esperando junto a los ascensores en el tercer piso, así que fui directo allí. Apenas las puertas del ascensor se abrieron, la vi. Estaba apoyada en el barandal, mirando hacía los pisos inferiores. Movía la cabeza al ritmo de la música de su ipod. Llevaba puesto unos jeans un poco ajustados, unas vans rosadas y una camiseta del mismo color. Su largo cabello negro estaba recogido en una trenza que caía hacia un costado. Me acerqué y paré justo a su lado, su perfume floral me resultó refrescante.
—Viniste—dijo apenas notó mi presencia y se lanzó a mis brazos. No pude evitar aunque lo hubiese querido, corresponderle el abrazo.
—Te dije que vendría, ¿no?
Comenzamos a caminar por el centro comercial. Con decisión la lleve a todas las tiendas deportivas que conseguí. Le enseñé la ropa interior que debía usar, como identificarla y cuales características buscar. Ella rodó los ojos y solo tomó varias de su talla en distintos colores. La había visto siempre entrenar conmigo con pantalones holgados y franelas sueltas. Ya que estábamos de compras deportivas, no pude evitar mostrarle las prendas que le ayudarían a trotar con más comodidad. También la llevé a una tienda deportiva para que comprase un par de zapatos y algunos conjuntos de ejercicio; esta tienda era la más popular porque la calidad de su material resistía mucho más. No me extrañé que saliese con más cosas de las que sugería, y con algunas que ni siquiera le dije que comprara, como unas camisetas naranjas, o un suéter que estaba en oferta.
Me arrastró hasta la tienda de Pull & Bear y la vi correr como loca por los estantes, seleccionando la ropa. Pensé que se la probaría, pero estaba muy equivocado. Acababa de descubrir que Mikaela era una compradora compulsiva y viendo el look de las prendas de esta tienda, comenzaba a entenderla. En algún momento me preocupé por todo el dinero que estaba gastando, pero desestimó mi angustia cuando me explicó que su mamá le insistía tanto en que comprase ropa nueva, que cuando viese la cuenta solo se alegraría.
Tres horas y media después dimos por finalizadas las compras, no porque ella no pudiera seguir comprando, sino porque se nos acabaron las tiendas que visitar. Agotados, nos sentamos en un pequeño restaurante de comida mexicana al que había visitado en varias oportunidades. Usamos las sillas restantes de nuestra mesa para colocar todas las bolsas.
—Muero de hambre—exclamó viendo el menú.
La camarera se me acercó y la vi sonrojarse cuando me pidió la orden. Mikaela, frente a mi rodaba los ojos por la actitud de la joven. Llenamos nuestra mesa de fajitas, burritos, enchiladas y quesadillas. Sé que exageramos ordenando tanta comida, lo supe por la cara de horror de la camarera cuando hicimos el pedido, y porque tuvieron que traernos una pequeña mesa auxiliar para colocar parte de los platos, pero lo sorprende fue que no quedó nada que no devoráramos.
Se había hecho tarde y para mi lamento, era hora de despedirnos.
—Le escribiré a mi hermano que venga a buscarme—me dijo Mika, sonando tan triste como yo, o eso me parecía.
—Yo te llevaré—me ofrecí de inmediato.
—No tienes por qué hacerlo
—Lo sé, pero quiero hacerlo, esa la diferencia.
Dentro del ascensor comenzamos a bajar con mucha lentitud por todos los pisos del centro comercial. Cada vez se encontraba más y más lleno. Una rubia, bastante atractiva quedó justo frente a mí. Me miró a través de sus largas y postizas pestañas, antes de sonreírme. Estaba acostumbrado a esas reacciones, y en otro momento hubiese bajado de ese ascensor con su número de teléfono, sin embargo Mika no me dio el tiempo para pensar. A pesar de lo apretado que estábamos logró moverse y posicionarse entre la rubia y yo. Lucía más pequeña a su lado que nunca, pero le dio una mirada tan intimidatoria a la rubia, que se terminó volteando. El ascensor volvió a abrirse y un nuevo grupo de personas entró. Mikaela fue empujada contra mí.
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Estúpido Nerd Amor.
Teen FictionLa vida de Megan Asper es la típica vida universitaria: la más popular envidiada por todas, buena fiestas y buen sexo; hasta que se topa con Alejandro Hott, un nerd que es inmune a sus curvas, su pecho prominente, sus caderas de infarto, su melena d...