W o r d p l a y

639 52 54
                                    


Motivo m.

Causa que determina la existencia de una cosa o la manera de actuar de una persona: "¿cuál fue el motivo de su fracaso?"


No lo recordaba. Podía pensar y rememorar cualquier otra cosa, menos el momento exacto en que todo se había derrumbado en su vida. Aquel fatídico momento que lo llevó a estar echado en una cama que ya ni le parecía cómoda, pero no tenía otro lugar donde estar. Tampoco es como si quisiera estar en otro lugar. Se recordaba a sí mismo como una persona feliz, esa clase de persona que podría llenar una habitación entera con su luz y cambiar por completo el día de cualquiera que estuviera a su lado. Pero ahora estaba ahí, triste, solo, sin nadie que llenara esa habitación de luz. Una habitación blanca, cuyas paredes alguna vez estuvieron plagadas de fotos de todos los tamaños habidos y por haber, de todos los colores que se pudieran imaginar, hoy reflejaban la noche surcoreana que se colaba por la ventana porque él no se había molestado en cerrar las cortinas. Y es que, en realidad, siquiera tenía unas. Y esas fotos estaban escondidas, no porque fuera una broma, ni porque alguien se las hubiera querido robar. Él mismo las había metido por ahí, porque no soportaba verlas. No soportaba ver su propio talento perdido.

Ya había perdido la noción del tiempo, de la cantidad de días que habían pasado desde la última vez que vio a alguno de sus amigos o conocidos. Realmente no le importaba, de hecho, le gustaba estar solo. Pero estar solo consigo mismo en ese estado, era peligroso, no porque fuera a matarse o algo así, pero pensaba. Pensaba todo el tiempo. Y pensar cuando uno se siente disgustado con uno mismo, duele. Duele mucho. Él deseaba poder dejar de pensar, de imaginar cómo hubiera sido su vida si... y al final sólo decirse «Deja de soñar, ChanYeol».


Soñar v. t.

Imaginar que las cosas son distintas a como son en la realidad: "se pasa la vida soñando imposibles"


El aroma del café se abrió paso por todo el departamento, llenando el ambiente de un perfume fuerte y agradable, lo único que le traía confort desde hacía ya tiempo. La taza iba y venía hacía sus labios con un ritmo monótono, dando sorbos a veces cortos, a veces demasiado largos. El calor que abrasaba su garganta cuando los tragos eran demasiado grandes le recordaba que aún sentía. Porque había veces en las que se olvidaba que él también sentía. Pero era una tragedia saber que sólo podía sentir dolor. Y se recordaba sonriendo, tan amplio, tan sincero, tan lleno de vida. Una que ya desconocía. Porque él no era ese chico que se pasaba las tardes en su balcón, fumando o bebiendo un café tan amargo como él mismo. Él no era esa persona de la que sentía lástima.

Antes de que pudiera seguir hundiéndose en la lástima hacia sí mismo, el timbre sonó. Cuando la voz de su mejor amigo resonó en su oído por el portero eléctrico; por un lado, sintió alivio, porque hacía tiempo que no sabía de él. Pero, por otro, quería seguir solo. No quería ser visto así, a pesar de que KyungSoo lo hubiera visto más de una vez así o en estados mucho peores. Porque iba a ser franco, esa faceta de desprecio hacia sí no era nueva, pues existieron muchas más y peores. El sólo recordarse a sí mismo más hundido en la miseria, le causaba escozor. «¿ChanYeol?» preguntó la voz al otro lado de la línea, a lo que él sólo respondió apretando el botón que permitía que la puerta de la entrada se abriera. No necesitaba palabras, más bien, no quería hablar.


Al cabo de unos segundos, KyungSoo ya estaba quitándose los zapatos en el umbral de la puerta, mientras ChanYeol lo observaba apoyado en la pared. Lamentaba no estar prestando casi nada de atención a lo que contaba su amigo, pero es que su cabeza siempre estaba en otro lado. Un lado no tan bueno, uno nebuloso. El menor notó esto, por lo que le dio una palmada lo suficientemente fuerte como para que reaccionara y lo mirara ahora sí con atención.

W o r d p l a yDonde viven las historias. Descúbrelo ahora