en la ducha

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–¡ kim yugyeom, apúrate, lo está dejando! –El idiota no se apuraba con las palomitas.

–Ya casi, cuatro segundos más, cariño –Cuatro segundos después escuché el pitido del microondas y seguido de este un ruido muy extraño–. Listo, ya voy, sólo falta la salsa.

Su voz se escuchaba desde la cocina. Minutos después lo tenía sentando a mi lado, ambos mirando el drama en la sala.

–¿No sientes que su historia se parece mucho a la nuestra?

– claro que no, tonto.

Una hora y el programa había terminado y por supuesto kim yugyeom ya estaba besándome sobre el sillón.

–Espera, tarado. No me he duchado.

–¿Y qué? –Besó mi cuello.

–Que estoy sucio y sudado.

Se apartó mirándome coqueto y tuve miedo de los que fuera hacer.

–Entonces hay que ducharnos.

Me jaló hasta encerrarnos en el baño y sin dejar de besarme, comenzó a desnudarme.

–Eres sexy –Me miró el cuerpo desnudo causando que me sonrojara–. Vamos, desnúdame también.

Estúpido kim yugyeom, siempre hacía eso, me ponía nervioso con sus miradas, la vez que me presentó a sus padres, no paró de provocarme, tocándome cuando ellos no veían, diciéndome cosas en doble sentido, susurrándome al oído, sencillamente era un desgraciado.

–Planeaba ducharme solo ¿Sabes?

–Esta vez tu novio te bañará para que quedes muy limpio. Desnúdame, amor.

Fruncí el ceño acercándome a su cuerpo y desabotonando su camiseta lentamente, hundí mi rostro en su cuello soltando besos y chupones, cuando su camiseta estuvo fuera de su cuerpo, mis manos se escabulleron bajo sus pantalones alzando la pretina de estos y tocando su miembro sobre la tela del bóxer sin dejar de besarlo.

–¿Te gusta esto? –Susurré.

–Sabes que sí pero sería mejor si nos metemos a la ducha de una buena vez.

Sonreí y terminé de bajar sus pantalones junto a sus bóxer dejándome jalar ahora a la ducha. Abrió la regadera dejando que el agua tibia corriera por nuestros cuerpos, me hizo colocarme de espaldas a él recargando mis manos sobre la pared, lo próximo que sentí fueron sus manos untando jabón olor a coco sobre mi espalda, bajando a mis caderas y terminado en mi trasero, no pude evitar soltar un jadeo.

– kim yugyeom –Gemí.

Sus dos manos tomaron mi pene comenzando a tocarme, torturando mi glande con una y acariciando la base con la otra, mi cabeza cayó hacia atrás mientras seguía recargado en la pared, moviendo mi trasero contra su miembro y jadeando su nombre.

–¿Puedo entrar ya? –Preguntó en un susurro.

–No me has... Preparado.

–Ya estás listo, lo hicimos en la mañana.

Gruñí porque el idiota creía que yo era de hule o algo así, de todas formas me dejé penetrar sin preparación porque parte de mi excitación era darle placer a kim yugyeom.

Me envistió dando de lleno en mi próstata y es que aunque me dolía un poco, también se sentía muy bien.

–Jungkook... Rompí el microondas que acabas de comprar.

–No puedo creer que me lo digas mientras lo hacemos.

Mi pobre microondas.

Mi pobre microondas

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No me gustan los hombres,Solo me gustas tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora