The Real Life?

En algún lugar de la conocida ciudad de Innsmouth se estaba dando un nacimiento, uno de los momentos más felices para alguno y no tan agradables para algunos otros, era un momento especial para la familia Lesmes, el pequeño Joffrey daba su primer respiro y veía por primera vez las siluetas de sus padres.

El nacimiento no fue nada complicado, no hubo problemas con la madre ni con el pequeño Joffrey, era un precioso niño, ojos claros como los de su padre y una mirada que dejaba cautivada a cualquier persona que lo mirara. Parecía que estaba listo para ir a su hogar y disfrutar una vida si no lujosa, por lo menos cómoda.

El pueblo de Innsmouth era un lugar muy tranquilo para que aquel pequeño niño creciera y formara su vida, no ocurría mucho, casi no había delincuencia, los vecinos parecían conocerse entre todos y no había nada que ocurriera que no lograra ser divulgado entre toda la gente de aquel bello lugar.

Todos los vecinos de la familia Lesmes esperaban ansiosos la llegada del pequeño recién nacido Joffrey, habían planeado una gran bienvenida para los padres, con montones de regalos para aquel dulce niño.

La etapa de bebé de Joffrey fue demasiado buena, nada fuera de lo normal, aprendió a hablar a buena edad, a caminar de igual manera, parecía que su vida había sido muy rápida cuando llegó el momento donde comenzaba a tomar más conciencia de sí mismo, casi como si la hubieran saltado.

Y es así como llegamos a una de sus primeras experiencias de vida...

El pequeño Joffrey había ingresado a la primaria, la etapa donde comenzaría sus primeras relaciones con gente fuera de su círculo familiar.

No ocurría mucho en realidad en aquel entonces para el pequeño. Su vida iba tranquila en realidad, se levantaba temprano para desayunar en casa junto a sus padres, el autobús lo recogía a las 9, llegaba a la escuela y cumplía con sus deberes tanto dentro como fuera de ella, platicaba, comía, corría y jugaba con sus pequeños amigos.

Todo normal hasta que un fatídico día mientras todos se encontraba en clase de gramática y se escuchó sonar la campana para que pudieran salir a almorzar y disfrutar con los demás niños. El pequeño Joffrey salió con sus compañeros a comer los que sus madres habían preparado para ellos, nada fuera de lo normal, compartían su comida y se apresuraban para poder jugar antes de regresar a clases.

Los niños habían pedido una pelota prestada aquel día para poder jugar un poco con ella y así fue, hasta que uno de los niños con los que jugaba Joffrey le pego a la pelota con una fuerza mayor y fue cuando la pelota rodó hacia la calle.

A Joffrey le habían enseñado en casa que no debía la cruzar la calle sin compañía de un adulto y sin mirar a ambos lados de la calle antes de avanzar, pero esa vez el pequeño estaba tan emocionado por el juego con sus amigos que olvido aquellas palabras. Mientras el pequeño corría apresurado a recoger la pelota que se encontraba al otro lado de la calle, iba con tanta alegría en su rostro que no pensaba en nada mas que no fuera en apresurarse para volver, fue entonces que mientras el pequeño cruzaba las calles de aquella tranquila ciudad, se escuchó el sonido de un carro frenando, un ruido que por el silencio que se escuchaba a los alrededor sonó tan fuerte que logro que toda la gente de la escuela volteara a mirar de donde venía, fue entonces cuando vieron aquel auto que intentaba frenar, ante la mirada de un niño, un niño que no sabía lo que estaba a punto de ocurrirle, fue entonces cuando ante la mirada atónita de los niños comenzaron a gritar todos los responsables de aquella escuela.

Lo que había sucedido era impensable, inimaginable, aquel pequeño niño había acabado devastado en la calle, el carro había logrado impactar con él y su cuerpo había salido volando. Nadie podía creerlo, Joffrey se encontraba en el suelo, casi sin poder respirar, con lágrimas en los ojos, lágrimas de tristeza, sabía que sus padres se enojarían porque no había mirado a la calle y porque lo había hecho solo.