cuatro

480 58 13
                                    

La "pelea" no tuvo más redundancia al llegar a la escuela, puesto que un nervioso y ansioso Jungkook fue el primero en hablar y preguntar a su amigo por qué no le hablaba, el pequeño TaeTae, contento y emocionado por no haberle dado asco a su mejor amigo, sólo utilizó la misma excusa de anoche, esa de que estaba cansado. 

Pero aunque aquello ya estaba resuelto, y ahora estaban sentados en un banco de la escuela, observando los pequeños copos de nieve caer, aunque Kook no paraba de reír o decir chistes malos, Taehyung no podía dejar de sentirse preocupado.

Las palabras amenazantes de su madre no dejaban de martillear su cerebro, poniéndolo nervioso. Trataba de cuidar cada movimiento que hacía cerca de Kook, pero la verdad era que aquello lo estaba matando, porque no había nada que amara hacer más que estar cerca de él, abrazándolo, jugando con él, tomando sus manos y sus cachetitos aunque esto último disgustara mucho al menor. Pero ahora se sentía realmente cohibido y asustado. Y su mejor amigo lo notó.

  —¡Taehyung, te estoy hablando! —Kookie demandó atención dando un grito.

—Uh, ¿Qué? ¿Qué pasa? —Balbuceó confundido, en realidad, hacía varios minutos que había desconectado de lo que su mejor amigo le estaba hablando.

—¿Qué te pasa, eh? Has pasado todo el día tan... Callado... —Ladeó su cabecita, observándolo con el ceño fruncido—. Habla.

—Estoy bien.

—Mentiroso.

—¿Qué?

—Eres un mentiroso. Te conozco bien, TaeTae, y sé que te pasa algo. ¡Hoy ni siquiera me has apretado las mejillas! ¡Eso es extraño, siempre lo haces! —Jungkook se levantó del banco y puso sus brazos como jarras, mirando expectante a Taehyung.

El mayor en cambio, mordió su labio inferior y se dispuso a inventar una excusa que fuese lo suficientemente fiable como para que Jungkook dejara de preocuparse.

—Estoy enfermo —Dijo repentinamente, luego de pensar durante varios segundos—, gripe. Y no puedo tocarte porque si no tú también te enfermarás. 

   Kookie frunció el ceño, sin creérselo demasiado—. Okay, ¿Y por qué no has hablado?

  —Es que también se contagia si te hablo muy de cerca —TaeTae se tapó la boca, para hacer de su mentira una más creíble.

Jungkook dio dos pasitos hacia adelante, apoyó sus manos sobre las rodillas de su amigo y lo miró fijamente a los ojos. Una corriente eléctrica, que empezaba desde el lugar donde Kook lo estaba tocando y avanzaba por todo su cuerpo, atacó a nuestro pequeño Taehyung rápidamente. 

  —No me importa si me enfermo, sólo háblame, que me aburro.

—Pero te dará fiebre y mucha tos... A ti no te gusta tener tos —Tae intentó moverse un poco hacia atrás, evitando la cercanía, pero Kook presionó más sus rodillas contra el banco. 

  —Ya, pero quiero que me hables...

—No puedo —Jungkook, harto, le quitó la mano de la boca con un golpe—. Auch —Se quejó Tae.  

  —Ya sé qué te pasa... ¡Tienes caries y por eso no hablas! —Soltó las rodillas de su hyung y dio un paso atrás, riéndose—. TaeTae, tienes caries, ¡Qué asco!

—Yo no tengo caries.

—Que sí —Se rió más fuerte, poniéndose las manos sobre su pancita.

—Que no.

—¡Que sí!

Jungkook volvió a acercarse, esta vez poniendo su dedo índice sobre la nariz de Taehyung y pegando sus frentes.

—Si es verdad que no tienes caries, entonces juega conmigo —Lo miró con astucia. Tae rió, otra vez estaba muriendo de ternura. Kookie era la representación humana de ternura.

 —¡Yo no tengo caries! —Puso sus manos sobre los hombros del menor y se levantó, empujándolo hasta el tobogán que había frente a ellos.

Estaba ligeramente cubierto de nieve, la cual brillaba bajo la luz de los pequeños rayos de sol que se asomaban por detrás de las nubes blancas, que desde hacía algunos días, estaban vistiendo a Busan de un hermoso color blanco brillante, preparándola para la Navidad, que estaba a la vuelta de la esquina. 

Tae lo llevó hasta las escaleras de color rojo del tobogán, dándole la vuelta para que pudiera quedar de frente a ellas y ayudándolo a subir. Kookie soltaba algunas risillas de vez en cuando, el agarre de Taehyung en su cintura le hacía cosquillas. Tae se paró de puntillas para poder impulsarlo hasta la cima, cuando Jungkook ya estuvo sentado, con los pies apuntando al suelo, giró para hablarle a su hyung.

  —¡Atrápame, Tae! 

Él hizo lo que le pidió y se puso a los pies del tobogán.

—¿Listo?

—3... 2... ¡1! —Se dejó caer por la larga rampa, con los brazos hacia el cielo y con una bonita sonrisa dibujada en su rostro. Tae se quedó tontamente embelesado por aquella imagen tan dulce, que no notó cuando Jungkook llegó al final del tobogán y estaba a muy pocos centímetros de él. 

Se quedó observando detalladamente la simetría labial del pequeño, luego acarició con sus ojos sus mejillas, después su naricita de conejito y finalmente sus orbes negros, aquellos redondos y brillantes como los copos de nieve a su alrededor.  

  —Jungkook... Te quiero.  

  —Yo también te quiero, Taehyung. 



🌷 

friends ➳ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora