∞¤∞Capitulo 5∞¤∞ Benvenuto, Decimo∞¤∞

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Recargo su espalda en el barandal de las escaleras que se usaría para entrar al avión, había llegado mucho antes que los demás pues bien como Reborn decía él era el jefe y debía estar ahí para asegurarse de que todo fuera tal y como debería. Se sintió incomodo nuevamente y sabia a la perfección el porqué de eso pues ya llevaban una hora de esa manera. A unos 10 metros de distancia sentada sobre un auto negro de cristales polarizados y el logo de Vongola reluciendo en la puerta delantera –que había sido el trasporte que uso para llegar al aeropuerto- se encontraba una pequeña bebe que lo observaba con detenimiento a través de esas gruesas lentes rojas.

Cuando la vio al llegar se había sorprendido en demasía y estuvo a punto de derramar lágrimas por la emoción de volver a encontrarse a su antigua instructora pues después de regresar por fin del futuro –de forma permanente- no había tenido la oportunidad de verla. Además de que la forma en que lo había golpeado era exactamente la misma que recordaba, sin duda ella no cambiaría y eso le provoco una extraña nostalgia por el futuro (Zai: nostalgia por el fututo?? o_O)...¿raro verdad?...(Zai: eso digo yo ¬_¬) LAL se había mantenido al margen de él durante todo el tiempo, sí bien lo había saludado a su modo...ósea golpes, se había alejado casi de inmediato, cosa que le extraño en demasía pues la última vez que la había visto -como un bebe- no había mostrado esa actitud tan distante.

Su tutor le había explicado un poco de lo que sabía acerca del extraño comportamiento de Lal...al parecer ella se sentía confundida al igual que la mayoría, debido a los recuerdos que habían llegado a su mente hace unos meses. Después de todos los recuerdos no eran sobre toda su vida futura, sino de todo lo relacionado con la batalla contra Byakuran y algunos que otros entrenamientos, así que omitían y dejaban muchos espacios vacíos en su cabeza. Por lo que el estar cerca de Tsuna causaba que la cabeza de Lal se llenara cada vez más de esos recuerdos. Y estaba esa otra cosa que Lal si le había dicho a la cara: como no podía creer que siendo tan débil y miedoso como lo veía, había podido mostrar esa valentía y fuerza en la batalla en el futuro, por lo cual no daba crédito a esas imágenes en su cabeza.

Soltó un suspiro al sentir de nuevo la mirada de la pequeña sobre él. Ya había considerado la idea de quitarse de su alcance pero sabía que no podía huir, ya que la mejor forma de ayudar a Lal era que se quedara ahí hasta que se acostumbrara a su presencia, además del hecho de que debía esperar a que el resto de su familia llegara. Dirigió la vista al reloj y suspiro con decepción.

-Las 5:45...-murmuro con frustración, todavía faltaba una hora para que sus amigos comenzaran a llegar, había considerado ir a tomar una siesta pero se sentía extrañamente ansioso por el viaje y a decir verdad esa noche no había dormido nada. Algo que lo había estado molestando los últimos dos días era el anhelo que estaba sintiendo por ese país desconocido en el que nunca había estado, se había sorprendido al darse cuenta que entre más se acercaba la fecha para el viaje a Italia, el anhelo por ella se hacía más grande, no sabía a qué se debía, pero tenía la teoría de que era debido a su sangre que reaccionaba ante su raíces.

-Dame-Tsuna...-hablo él bebe cayendo sobre la cabeza del castaño que reacciono con un brinco.

-¡¡No me asustes así!! -grito con enojo y frustración – ¿podrías llegar como alguien normal al menos una vez?

-No,

Soltó un suspiro

-¿Terminaste los preparativos para el viaje? -el Arcobaleno había estado organizando todo respecto a la seguridad para la partida y llegada a Italia pues tenía el presentimiento de que los ataques no se harían desear, esa también era la razón por la que Lal había sido enviada a escoltarlos.

Coperti Dal CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora