Al llegar a casa me encontré con mis papás en la sala, me estaban esperando como todos los fines de semana.
Ahí aproveche, mientras me tomaba un chocolate caliente, para pedirles permiso para salir al día siguiente con Charly.
Ellos aceptaron cómo era costumbre, aunque mamá hizo gestos en forma de negación termino diciendo que si. Siempre lo hacía, no sé como no decía nada, pues siempre expresaba lo que sentía, simplemente se guardaba lo que pensaba.
Era muy extraño en ella, aunque me gustaba su faceta nueva.Me fui a dormir más feliz de lo normal.
Tenía una sonrisa en el rostro, que ni el mismo insomnio pudo borrar, porqué ese insomnio tenía nombre y apellido, además de unas manos que provocaban que me derritiera.Mañana vería a Charly.
Mañana lo vería...Al levantarme temprano, ni siquiera el sonido del despertador me pareció molesto, solo era un sonido que me avisaba que faltaba menos tiempo para verlo de nuevo, que los minutos habían pasado, y que pronto podría estar cerca de su piel y de el olor que emanaban está, un aroma irresistiblemente delicioso.
Me bañé y cambie, arreglándome con lujo de detalle, quería lucir perfecta ese día.
Salí de mi habitación y fui directa a la puerta, no sin antes despedirme de mis papás, claramente.
Abrí la puerta lentamente, disfrutando de cada milisegundo del momento.
Y ahí estaba, el chico de los ojos color cielo.
Estaba vestido con una camiseta negra y unos jeans obscuros, además de unas botas tipo militar y esa sonrisa que corona todo lo perfecto en él.--Hola niña linda.
¿Se podía ser más seductor que eso?.
Supongo que para Charly no había límites.--Hola niño lindo.
--¿Estas lista para subir a tu carruaje?.
--Estoy lista. Solo hace falta que los ratones salgan por ahí y se conviertan en caballos.
--Yo más bien decía uno más moderno, sin ratones ni calabazas, solo un motor y un buen sonido, además de aire acondicionado y una capota para el verano.
¿Le apetece subir a esté señorita?.
--Tendré que resignarme a eso... pues está bien.-- dije tras una sonrisa.Charly rió también.
Los dos nos encaminamos al auto. Como siempre lo hacíamos, Charly bajó las escaleras primero que yo.
--Adelante Cenicienta. -- Abrió la puerta del auto.
--Lléveme con mi príncipe por favor.-- apliqué el tono de doncella fresa, como en las películas.
Charly entró al auto.
--Lamento decirle que tendrá que raptarla el sapo feo. El príncipe tendrá que esperar por su princesa, porque esta es mía.--él arrancó el auto con una sonrisa en el rostro.
Pues el sapo era muy guapo.
Y yo prefería quedarme con él a estar con el verdadero príncipe.
Mil veces lo prefería.Y esta vez no fuimos a ningún restaurante, ni Charly rento algún lugar y pidió que cocinaran para nosotros.
Él me llevo a un lugar donde preparaban pizza a la leña.
El lugar estaba en un jardín pequeño, y las mesas eran como las de los parques, echas de tablas y con un mantel a cuadros rojos y blancos, además de un florero con una flor de color azul.Charly y yo ordenamos una pizza para los dos, mitad peperoni, mitad hawaiana, además de dos refrescos.
Nada elegante, nada caro, aunque lo delicioso era la excepción, todo estaba riquísimo.--Bueno... ¿Y como sigue Ángela?.-- dije mientras le daba una mordida a mi rebanada de pizza.
--Esta bien. Hoy iría a terapia con sus compañeros. Además que mis padres tendrían que ir con ella para que les hiciera el juramento.
--¿Y tú no tenías que estar ahí también?.
--No. Yo no encajaba en eso, después hacen una sesión con los hermanos. Es... digamos, otro tipo de juramento, además que yo también debo de prometer cuidarla y en el primer comportamiento raro que detecte decírselo a mis padres. Lo dejamos para el próximo sábado.--Charly sonrió.
--Me alegro que Ángela valla bien en todo esto, y que este dispuesta a hacer lo mejor para que mejore.
--Yo la admiro, pues acepto que era su responsabilidad y también acepto ir a todo eso de las terapias. Ella sabe claramente que ha fallado, pero que puede mejorar mucho.
Yo solo trato de sacarle una sonrisa y que no esté todo el tiempo decaída y en silencio. Para mejorar también debe de sonreír; es parte del proceso.
--Tienes toda la razón.
Siempre, aunque las cosas sean muy duras se tiene que estar bien, y que mejor que estar sonriendo, es lo mejor.
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¿Y si te digo que me enamoré de ti?
Teen FictionTal vez ese día no debimos habernos besado, tal vez nunca debimos de sentir esto, aunque fuese el beso más maravilloso nos trajo tantos problemas, pero, no puedes cambiar lo que ya pasó, aquél día demostramos lo que callamos durante bastante tiempo...