Hay cosas que no puedes soltar a la ligera.
Digamos este eufemismo: "Hey, oí que dijiste que la vida se hartó de ti y tú de ella, ¿Cuál es la razón?" de "¿Por qué te quieres matar?" Esa pequeña frase es indecible, hasta diría que impensable. Pero la vida misma es impensable.
En especial para mí.
Cuando todos gritan y yo pongo la música al tope, no me siento bien.
Cuando las cosas cambian, no me siento bien.
Cuando logro algo que nunca quise y todos me felicitan, no me siento bien.
No me siento bien en casi ninguna situación, odio navidad, odio comenzar un año, odio a la gente y a sus estúpidas voces que no formulan nada. Y odio odiar tanto.
A veces hasta he pensado que esto es una proyección dónde yo soy el único sin sentido común, que ve todo desde otro lugar. ¿Será por eso que me siento tan solo?
Es tarde y el insomnio no se me va.
Mira, una oveja, dos ovejas, tres ovejas, cuatro cervezas, cinco gramos de marihuana, seis veces me dijiste que no soy suficiente, siete inyecciones con morfina, ocho punzadas necesita mi corazón, nueve patazos directo al riñón, diez oportunidades jamás serán suficientes, once tabacos, doce apóstoles de mierda, trece personas morirán el martes trece, catorce discos, quince años y la vida jodida, dieciséis veces me repito que no aguanto, diecisiete súplicas, dieciocho mil dudas, diecinueve mil porros, veinte mil ganas de no seguir, veintiún me parece inalcanzable, veintid...
