— Lars, ¿qué estás haciendo? — decía el rubio alargandando las palabras mientras el danés se levantaba de su asiento.
Estaban ebrios, sentados en el suelo del living, como niños jugando con carritos o algo parecido.
Habían comprado cervezas de sobra a parte de algunas botellas de whiskey, y todos coincidían en que no debía desperdicirse ni una gota. La música sonaba a un volumen prudente pues eran las 4 a.m y los vecinos comenzaban a quejarse con más frecuencia por los rutinarios escándalos de la banda a esa hora.
Caminaba con pasos torpes a través de la habitación. Incluso, se estrelló con la pared un par de veces, haciendo muy notorio su estado de embriaguez.
— Necesito alcanzar aquella bolleta vacía — llegó a la barra del pequeño bar en la esquina del salón y tomó una botella de whiskey que estaba sobre ésta.
— Aquí hay muchas, idiota — el de ojos grises comenzó a reír pues, estaban rodeados de botellas y latas vacías.
— Pero yo quería esta — el castaño sonrió satisfecho.
Caminó de regreso, esta vez con un poco más de cautela pues sentía que su botella vacía, era un hermoso tesoro del que debía cuidar demasiado para que no se rompiera. La llevaba entre sus brazos como un niño sujetaría a su oso de peluche.
Hammett solamente observaba los movimientos de cada uno sin decir nada, ya se sentía muy ebrio como para poder hablar.
— Bien, comencemos — el danés se dejó caer en el suelo, aún con la botella entre los brazos. Apartó las demás botellas vacías y puso la que había traído en medio de los cuatro, ya que habían formado un pequeño círculo.— James, tu deberías girarla primero — le hizo una seña.
— No jugaré tus juegos de maricas, enano — se acomodó el cabello.
— Vamos, James, es sólo un juego, será divertido — le pidió el baterista.
— Yo lo hago primero — el moreno habló después de mucho tiempo.
— Date prisa — el danés estaba frenético.
El rizado se incorporó, tomó la botella y la hizo girar. Parecía estúpido, pero los cuatro estaban ansiosos por saber quien sería el desdichado o afortunado al que ésta apuntaría.
Finalmente y por lo que parecieron eternos segundos, la botella se detuvo, apuntando a James y a Lars.
— Bien — dijo el bajista algo incómodo—, yo digo que deberían... Que deberían hacer otra cosa y no besar...
— No lo besaré — refutó el rubio interrumpiéndole.
— No es necesario, idiota — Lars tomó de su cerveza.— Como la boquilla apuntó en tu dirección, debes decir una verdad sobre nosotros, sobre cada uno — era estúpido, pero sería interesante.
— Sólo compartan gérmenes y ya — propuso Kirk hastiado.
— No, está bien con eso — el rubio terminó la cerveza que sujetaba y pensó unos segundos.— Kirk me agrada porque prepara el desayuno — sonrió mostrando sus dientes.— Tú — señaló al de ojos verdes—, eres mi hermano, aunque a veces seas un idiota — frunció el entrecejo.— Y tú...— miró a Jason a su lado. El bajista parecía un niño pequeño esperando un caramelo, sus orbes grisáceas brillaban como nunca antes, esperaba algo bueno después de todo lo que había sucedido antes, pero...— No me agradas mucho, pero supongo que no tengo de otra — dijo secamente, no hubo nada más, sólo concluyó con eso.
Kirk y Lars miraron al bajista con algo de lástima, pues sabían que desde hace un tiempo, sentía algo muy fuerte por el rubio. Seguramente estaba lastimado por la actitud tan despectiva de éste.
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i put a spell on you; metallica
FanfictionDespués de todo, fue buena idea comprar cervezas de sobra...