Dieciséis

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Ya era de noche, justo la hora de dormir Annie descansaba en la cama sin decir nada, Nate la creía una interesada y eso la mataba por dentro, Nate jamás se interesó en quererla ni un poco, ni porque ella se había entregado a él sin condición alguna, él sólo se había burlado y pisoteado sus sentimientos sin importarle nada, pero Annie estaba harte y él había cruzado la línea delgada de toda su paciencia, la única opción viable era alejarse de él aunque eso la matara de dolor.

Un domingo agotador, o al menos eso pensaba Annie, seguía mareada y acalorada sin contar que el olor a comida le provocaba nauseas, y no era para menos, durante meses llevaba la misma comida en charolas y entraba constantemente a la cocina, ya era justo que terminara asqueada de toda la comida.

— ¿te pasa algo? — Le preguntó Abraham.

—  Estoy muy mareada, nunca me había sentido así.

— Parece que fueras a vomitar.

— Quiero vomitar.

—  Te he observado los últimos días y me puedo tomar el atrevimiento de pensar, bueno sin que te ofendas pero puedo pensar que estas embarazada.

Annie abrió los ojos como platos, por la rudeza de las palabras se le quitó todo tipo de mal estar, el hecho de pensar que podía estar embaraza jamás le cruzo por la cabeza, no era una posibilidad, ni siquiera una peor pesadilla, era lo menos que ella quería, no podía darle a un bebé la vida tan horrible que ella en un pasado tuvo, no podía exponerlo a nada malo, ella no podía tener un bebé, un bebé de Nate, se había entregado a el por completo, era obvio que en algún momento ella tenía que quedar embarazada, un bebé por amor, un bebé que seguramente Nate no iba a querer, él la creía una interesada, seguro Nate iba odiar ese embarazo, lo único que podía desear era que no fuera cierto.

— Es imposible — Respondió ella nerviosa.

— Podría jurarlo.

— ¿Cómo?

— Bueno, eres joven y bonita, tu novio tiene un lindo auto y estas enamoradísima.

— Jamás pensé que sabrías cosas de mi vida privada.

— Y que tienes amoríos con Nate Valentine.

—  Y puedo estar embarazada.

— Ve a confirmarlo.

— Y después quieres que le diga a Marcia que fuiste amable conmigo —  Sonrió.

— Por favor.

— Marcia te adora, no necesitas esto.

— Lo sé.

— Y… cielos, quiero vomitar — Lo dejó parado y salió corriendo al baño.

                            ❄❄❄❄❄

Annie espero impaciente en el baño de su departamento, faltaban un par de minutos la prueba de embarazo arrojara un resultado, muy dentro de ella deseaba que fuera positivo, deseaba estar embarazada pese a que nunca planeó hacerlo, deseaba tener un hijo de Nate, un bebé que sacara sus hermosos ojos verdes y su encantadora genética, un pequeño Nate que durmiera entre sus brazos y que con el paso del tiempo le dijera mamá, estaba ilusionada desde el primer momento en el que Abraham le sugirió un embarazo como causa de sus males, aunque en un principio ella no lo quiso aceptar, ¿Cuánto tiempo podría tener?, habían sido tantas las veces que intimó con Nate que era difícil adivinar el momento en el que Nate había dejado esa muestra de amor dentro de ella.

La prueba de embarazo marcó dos rayitas que según la caja era un positivo, Annie lanzó un gran grito de felicidad y se movió de un lado a otro para contener el llanto, las pruebas no eran 100% efectivas pero el instinto amoroso que le provocaba Nate se lo confirmaba, sentía lo que crecía dentro de ella y tenía que cuidarlo siempre.

París en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora