Erebo

39 1 9
                                    

El bosque estaba oscuro, él iba camino a ver a su abuela que vivía en el campo, pero para llegar tenía que cruzar por el bosque... Él pensó que no habría estado mal tener algo de compañía, pero ese día había quedado en que iría solo y no molestaría a nadie con sus problemas. Una lechuza chilló en la oscuridad... Él se sobresaltó y luego se río de si mismo por su estupida reacción.
-Soy patetico, un poco de oscuridad y un pajaro chilla y yo ya me estoy cagando del miedo- dijo en voz alta para sentirse mejor.
Él camino y se interno en el oscuro y tenebroso bosque, camino por un largo rato, y camino y camino... Una idea entonces cruzó por su mente: el no estaba avanzando...
-Eso no puede ser- se dijo a si mismo en voz alta-, solo debo estar imaginando cosas...
Él continuo caminando, y el bosque se hacía cada vez mas oscuro... Entonces un recuerdo vino a su mente, la última vez que había ido a visitar a su abuela había sido de día en el momento que había cruzado el bosque, en ese entonces solo se había demorado alrrededor de cinco minutos en cruzar el bosque, en cambio ahora el tenía la sensación de llevar caminando horas, ¿como era eso posible?, el pánico comenzó a fluir a través de su cuerpo y de su mente...
Buscó con las manos temblorosas entre las cosas de su mochila, hasta que por fin encontró lo que buscaba, su vieja linterna, un poco de tranquilidad inundo su mente, entonces la encendió... Las sombras se estiraron y movieron como si estuvieran vivas y entonces ante el terror del pobre viajero, las sombras devoraron hambrientas la luz de su linterna...
Un grito de terror y desesperación rompió el silencio, era el pobre viajero que gritaba de terror sin saber que hacer...
Una voz profunda, oscura y antigua se rio en alguna parte... ¿En alguna parte?, no la voz venía de todos lados y de ningún lado al mismo tiempo...
-No puedes escapar- dijo la voz-, estas atrapado en mí.
-¿¡¡QUIEN ERES!!?- gritó el viajero lleno de un terror que era espeluznante.
-¿Quien soy? Nadie nunca me lo había preguntado. Bueno digamos que soy tu miedo, soy aquello de lo que no quieres hablar, soy lo primordial, el caos del que la creación surgió, soy la oscuridad, soy Erebo. Y ahora mi oscuridad te devorara para alimentar mi eternidad.
El viajero sintió como mil lenguas de oscridad y sombras cubrieron su cuerpo y empezarón a disolverlo lenta y dolorosamente... En ese momento la mente del viajero se rompió... Unas risas desquiciadas y locas resonaron a través de esa oscuridad viva que se movía y retorcía como un monton de asquerosos gusanos...
Entonces en medio de la locura y la desesperación el viajero desapareció... Nadie volvió a saber de él. Así que si un día alguien desaparece y no lo encuentras, no lo busques, tal vez la oscuridad se lo comió...

Relatos Oscuros (Por S. A. Miranda B.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora