23. ¿Has visto a mi papá?

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Ky creía estar sola en todo el lugar. Apenas divisa las luces que se filtran desde el exterior, cruza la idea por su cabeza de que se fuese a caer a pedazos de lo agrietado que está.

¿Fue imaginación de ella? Las palabras. Lo dijo. Fue su voz, no cualquier voz sino la de él.

La reconocería en todos sus matices.

Y ahora mismo parece estarla pasando mal, muy mal, sólo fueron dos palabras pero suficientes para saber de su padecer.

Debe moverse para poder localizarlo por fin: tras un mesón viejo, se alcanza a distinguir el bulto de algo enorme en el suelo. A primera vista parce un oso de cuclillas en el suelo listo para salir al ataque del primero que se le cruce, no obstante se acerca un poco más y se encuentro a Stefano sentado en el suelo, abrazándose las rodillas. Su enorme y musculada espalda da contra una pared. Lleva puesta una camiseta mangas largas rota y sucia. ¿Cuánto tiempo lleva metido aquí? Su cabello corto está hecho un desastre, apenas divisible en su cabeza. Chispas se encienden cuando se cruzan sus miradas y ella descubre en la de él, dos cristalinas gemas brillando en medio de la oscuridad.

Hecho que la sobresalta:

-Oh, Stef... ¿Qué te han...?

Stefano se tensa al comienzo pero luego lo deja estar y permite que se acerque. Demonios, es él pero qué le ha pasado.

Cuando Ky lo abraza, los espasmos de su llanto la aterran. Nunca creyó que semejante hombre llorase. Es maravilloso pero da miedo.

-¿Qué te hicieron? -insiste presa del miedo.

-Están... Afuera-articula y la sangre huye de su rostro.

La rubia piensa en las personas que los atacaron en el bosque y los separaron. Piensa en Jess cuando la atraparon escapando junto a otro hombre. Observa ahora a Stefano, presa del miedo y obnubilado por el mundo. Definitivamente hay algo a lo que el diablo teme más que a sí mismo pero ¿qué es?

La chica busca el rostro de él y pasa sus manos por su quijada, levantando su cabeza y logrando ser mirada. Estoy con él, deduce, no debe volver a sentirse solo. Pero es como si no confiase en mí.

-¿Quiénes, Stefano? ¿Quiénes están afuera?

-Los...doctores.

Por un momento da la impresión de que Stef hubiese enloquecido y a lo que temiese es a que lo devuelvan a un hospital psiquiátrico. Pero Ky confía en él, en su palabra, no hay nadie en el mundo más cuerda que su cabeza, puede que sólo esté horriblemente atormentado (más o menos desde siempre).

-¿Doctores? ¿Dónde están? -insiste.

-Bajo tierra.

Sí, ha enloquecido.

-Stef, escucha-ella trata de centrarse para no avivar el fuego que tiene encendidos los delirios del diablo-: Es importante que ahora mismo te levantes y nos dirijamos hasta tu casa, te des una ducha, te afeites y conversamos más tranquilos.

Acto seguido intenta ayudarle a que se levante pero él retrocede y se agolpa aún más contra la pared. La observa como si fuese una desconocida, como si fuese peligrosa.

-¿Pasa...algo?-pregunta, atónita.

-¡NO! -dice él-. ¡No iré contigo!

-No te haré daño-le dice lo evidente pero se siente insultada al tener que aclararlo. ¿Por qué no confía? Es cierto que hace unos meses le hubieran sobrado los motivos para no fiarse de ella pero ahora mismo no hay nadie en el mundo que quiera más su bienestar que Kylie.

#MALOS El Origen | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora