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Era 19 de Noviembre, acababa de salir de casa e iba camino a la universidad. Apenas toqué el asfalto frió mis botines se empaparon y se dibujo una sonrisa en mi rostro, mis mejillas se tornaron rojizas al igual que mi respingada nariz, lo que siempre sucedía estando en clima lluvioso, mi cabello se encontraba hecho un desastre y la capucha de mi chaqueta no lo cubría del todo. El viento fresco soplaba y me dejaba la piel de gallina pero igual me gustaba que desde hace unos días comenzara la época de lluvia lo que implicaba que se estaban terminando las clases y pronto llegaría la navidad.

esta idea me motivaba mucho puesto que se reuniría toda la familia y no tendría que pasármela con mi vieja amiga soledad.

odiaba sentirme sola.

Y es que, desde hace un tiempo, tenía muchos problemas, la noche anterior había llegado del cementerio luego de dejarle flores a mamá en la tumba. ¿Creen que luego de pasar toda la noche llorando, se encontraría bien? La vida da muchas vueltas, lo repetía una y otra vez, trataba de ser positiva y seguir adelante, aunque cuando me encontraba sola en mi habitación daba miradas cortas y dolorosas al pasado. Ese día no estaba molesta, enfadada, de mal humor o lo que se le parezca, simplemente trataba de ser positiva y de ocultar cada lagrima que soltaron mis hinchados ojos. sin embargo, estaba ida , como en otro mundo y cada pensamiento que entraba a mi cabeza se quedaba rondando allí por minutos largos. no le presté mucha atención al horario, mucho menos de quienes se encontraban en el mismo salón de clases, solo vi un puesto libre y fui hasta ese lugar.

Entra el profesor, saluda a los estudiantes y comienza a hablar de literatura. Da un discurso acerca de un libro, el cual al parecer es su favorito que trata sobre el dar o quitar vida, los protagonistas atraviesan muchas batallas juntos y cargan con muertes sobre sus hombros, muertes que marcaron sus vidas al igual que mi mentecita deshecha que ha dejado su vagadez de lado y ha prestado un poco de atención. El profesor Natera era muy divertido, siempre contaba un chiste o hacia una morisqueta intercaladas en sus explicaciones, es amable y siempre esta atento hasta en el mas mínimo detalle. Entre los profesores, él, era el mejor del Instituto y para mi era maravilloso escucharlo dialogar sobre sus libros favoritos. Sin embargo, y lastimosamente, no le preste mucha atención, daba miradas cortas a la pizarra y me preguntaba que pasaría si todas las personas que hay en el mundo y, por ende, cada ser  vivo, dejase de morir.  ¿Que pasaría entonces?

Estuve a punto de levantar la mano y hacer la pregunta en frente de toda la clase aunque no tuviese mucho que ver con la trilogía que sostenía el profesor en manos, pero en ese momento escuché mi apellido.

- Stewart, pasa, por favor– Dice el profesor Natera  mirando al chico que se encuentra parado en el umbral del salón y animándolo a pasar con su típica sonrisa - llegas un poco tarde - Se quita las gafas y las deja en el escritorio a su lado.

- Lo siento, me he perdido - dice él disculpándose.

Aparte mi vista ojos del profesor y la posé en el chico. es alto, el cabello negro azabache al igual que el mio le cae sobre la frente pero pronto se lo aparta y le queda mejor de lo que estaba, es serio y al parecer educado. lleva unos jeans ajustados en los lugares adecuados, camisa sencilla y de color gris que le queda reñida al cuerpo.

Es guapo.

Todos comienzan a birroter acerca del chico guapo delante de toda la clase e inmediatamente quito ese pensamiento de mi mente,  se escuchan risas al fondo de parte de un grupo de chicas con las hormonas a flor de piel y una que otra mirada de odio de parte de los nerds frienzoneados. y en lo único en lo que no dejo de pensar es en su apellido lo cual de seguro sera un problema en clases.

- ¡silencio, silencio! - Les calla el profesor - Kaled Stewart sera su nuevo compañero de clases, así que les pido que no se amontonen a atosigarlo con preguntas.

El Atardecer En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora