Vercia Parte 1. Los Sueños No Siempre Son Lo Que Parecen

Imberignis

Imberignis, un día que nadie quiere mencionar, fue un evento de dos sucesos, una enfermedad mortal y una conquista.

Vercia esta formado por 3 capitales: Artis, Vercia y Derik.

Sus gobernantes siempre habían estado en paz hasta que subió al poder un nuevo líder, Claus, que cambió todas las reglas, trató de explotar a la gente, robando su dinero, sus hogares, matando sin razón. 

Mi madre trabajaba a su lado, amenazada, si ella no cooperaba mi familia sufriría. Todos pensaban que pasaría mucho tiempo hasta que hubiera una revolución, pero no fue la revolución lo que causó el desorden, fue la enfermedad.

Vercia estaba muy avanzada en tecnología, las enfermedades eran fáciles de evitar, hasta que un virus surgió, empezaba con un simple dolor del cuerpo el cual te iba debilitando hasta no poder moverte más, ese periodo duraba 3 días y después perdías la vida, el virus se contagiaba muy rápido y la gente empezaba a morir rápidamente, sin excepciones.

Seguida de la enfermedad el líder del país vecino tomó el poder, a diferencia de Claus, él no tenía compasión alguna , empezó a matar para hacer "lugar para su gente", con la enfermedad y una conquista,la gente de Vercia perdió la fe, muchos empezaron a huir, habíamos encontrado la forma de escapar a otro planeta, un portal que había estado desde el principio de los tiempos, pero que solo podía ser activado con la piedra que todos teníamos al nacer.

El plan era huir y dejar a los más fuertes pelear hasta poder encontrar una cura, mi madre, mi padre y yo fuimos unas de los últimas familias que escaparon, íbamos a cruzar el portal cuando un soldado tomó a mi madre con intención de llevarla presa, ella peleó, pero no lo suficiente, la vi morir delante de mí.

Mi padre y yo encontramos un lugar donde vivir en el nuevo mundo, mezclándonos con los demás, la cura fue descubierta 5 años más tarde, el virus mató al 60% de la población pero aún no podíamos regresar a casa,  la conquista aún seguía, al cumplir los 16 fui llevada a entrenar, para pelear el día en el que tendríamos nuestra tierra de nuevo.

Tan seguido como podía iba a Vercia para entrenar con los demás y así era mi vida, perfectamente normal en el el sentido de que nada era normal.

Al menos fue así hasta que encontramos la llave.