Mi sitio favorito es la montaña. ¿Por qué? Soy una persona que adora el frío, la nieve si es posible. Si fuera por mi, me levantaría todos los días a la hora que mi cuerpo decidiera, me bañaría, saliera de mi casa a sentarme en una mecedora, con un simple abrigo, leyendo uno de mis miles de libros y tomando una taza de chocolate caliente con marshmallows. Solo el imaginar el hecho de poder tener una mañana así me reconforta.
Pero está claro que no soy de las personas a las que el universo quiere. Es un día del mes de junio, no estoy seguro cual ya que mi percepción del tiempo nunca ha sido muy buena. Al contrario de mi soñada situación, me encuentro adentrado en un desierto desconocido, cansado y sediento ya que olvidé mi botella de agua en el hotel. Consejo: Nunca lo hagan. En un desierto a uno le da mucha sed. Hace mucho sol, solo como dato curioso. Otro dato, eran cerca de las 11 de la mañana, y ya llevábamos cerca de tres horas en el lugar.
Por alguna razón Frank, mi padre, siempre insiste en hacer el entrenamiento matutino. Yo preferiría hacerlo luego de almorzar pero como en muchas otras cosas, no pareció tomar mi idea.
Así que por esa razón estábamos medio dormidos, medio entrenando. Lo peor de todo es que él era el que hacía menos, ya que solo nos corregía según lo que estábamos haciendo.
Su forma de enseñanza era básica: uno contra uno. Como éramos tres hermanos, dos nos enfrentábamos mientras que el sobrante lo hacía con nuestra madre. Siempre rotábamos para que no fuera repetitivo.
-¡Muévete! Si te quedas parado sin defenderte y por eso tu hermana te corta el brazo, aunque tengas un brazo menos el castigado serás vos.
Que amor el de mi padre, ¿Verdad?
La verdad es que por muy fácil que eso sonara, el seguirle el paso a mi hermana era muy difícil. Si es cierto que soy muy bueno con casi cualquier arma, mucho mejor que cualquier profesional, pero el que Alessandra estuviera teletransportandose cada ataque para no poder localizarla no lo hacía nada sencillo. Tal vez a Hannah, mi hermana, o a Scarlett, mi madre, les sería más fácil, ya que podrían cubrirse con una cortina de agua, pero para mi, el único que solo podía dominar el Shin, me era más complicado.
¿Han visto alguna vez Dragon Ball? La manera en la que Goku se teletransporta colocando ambos dedos en la frente. Pos mi hermana hacía lo mismo, aunque sin necesidad de usar la mano.
Continuaba haciendo ataques consecutivos, apareciendo una y otra vez en mis puntos ciegos. De poder detenerla, lo hacía, pero para ello estaba utilizando toda mi energía. El ganador sería el primero en dejar al oponente en una posición en la cual en una batalla real perdería la vida. Yo las veía negras solo intentando defenderme, ya no se diga atacar.
Por cierto, mi arma favorita eran dos cuchillas de lanzamiento que estaban atadas con finas cadenas de tres metros de largo, cada una en una mano y siempre llevaba cinco más de repuesto en mi cinturón por si las moscas. De esa manera podía tener un rango de ataque medio y bajo. Al girarlas a alta velocidad hacía difícil que la gente entrara en mi campo para atacarme. Era buena defensa y ataque juntos.
Mi hermana lo que llevaba era una doble hoz. Para mi era algo exageradamente grande, ya que medía metro y medio, y en cada extremo tenía una hoja de guadaña tan grande como su brazo. Es cierto que era bastante práctica para guardarla, ya que solo había que dejar de transmitirle Shin por unos minutos y regresaba a ser una simple vara de 30 centímetros, como el que llevaban los policías.
Llevábamos entrenando desde que tengo memoria. Los entrenamientos eran incluso más importantes que el colegio. Bueno, que las clases en realidad, ya que no asistíamos a un colegio, teníamos clases con nuestra madre. Había pensado decir "clases en el hogar", pero tampoco es que tuviéramos uno. Vivíamos a lo nómadas, quedándonos como máximo una semana en un mismo lugar. Nos movíamos de lado a lado con la habilidad de mi hermana. Eso era bastante útil, ya que nos movíamos entre países sin necesidad de pasaporte, apareciendo en el lugar determinado que eligiéramos. Nunca había entendido el por qué vivíamos de esa manera, pero tampoco me interesaba lo suficiente para preguntarlo.
Me hice hacia atrás, viendo como las hojas de la guadaña pasaban a unos centímetros de mi cara. Lancé con mi mano derecha la cuchilla, pero en el momento en el se acercaba a su pecho, ya no se encontraba ahí. Adelantándome a sus movimientos, lancé con la izquierda la otra hacia atrás mío, esperando que la golpeara al aparecer, (nótese el hecho de que en los entrenamientos siempre luchábamos con armas de madera, ya que no queríamos matarnos realmente. Las armas reales las dejábamos para atacantes o policías).
Pero el arma nunca golpeó con nada. De repente el sol dejó de golpearme en la cara y en ese momento hice lo que ya tenía planeado. Hice un movimiento de látigo con ambas manos, para que ambas cuchillas subieran bruscamente. Alessandra no se sorprendió, simplemente puso su doble guadaña en posición para que mis armas entraran cada una en uno de los orificios de cada hoja. Justo en el momento en el que lo hacían ella giró la hoz a toda velocidad y la pobre su cabeza. Ese movimiento, aparte de evitar que las cuchillas la golpearan, también me levantó he hizo que dirigiera hacia ella. Tampoco me levanté mucho, ya que cuando me tenía lo suficiente cerca me bajó nuevamente con su rodilla, golpeando mi pecho. Caí sobre la arena lo suficiente para levantar una pequeña nube de ésta, la cual también entró en mis ojos. Cuando pude ver nuevamente, tenía sobre mi a mi hermana y a unos centímetros de mi cuello la hoja de madera de su doble hoz, lo cual todavía llevaba enredada mis armas.
-Ganadora de la quinta pelea, e igualmente de las otras cuatro, Alessandra. -ambos nos levantamos y vimos como nuestro padre nos veía juzgándonos a ambos. Los dos sabíamos que ahora tocaba el momento de las observaciones. Nunca eran positivas.- Kai, es bueno intentar adelantarse a los movimientos del contrincante, pero no hagas los movimientos ciegamente por favor. Ale, tomas muchos riesgos. Si hubieras regresado al suelo pudiste haberle ganado sin tanto drama. En una pelea uno contra uno está bien, pero si hubieras estado contra varios, unas cadenas amarradas no te hubieran sido cómodas para continuar luchando.
Como dije: Nunca eran positivas.
-Ambos tienen buena velocidad, -continuó,- pero de que podrían moverse más rápido, podrían. -apareció en medio de nosotros, poniendo sobre nuestros hombros sus brazos. Demonios que no veía nunca sus movimientos, era muy rápido. Sabía que era solo velocidad porque él no podía teletransportarse, esa solo era mi hermana.- Espero que algún día puedan seguirme el paso. Tienen buenos movimientos así que solo deben mejorar en rapidez y fuerza. -sonrió.- Así que como tarea aumentarán una hora más a su entrenamiento de Shin y media hora al físico.
-¡Pero...!
-Ahora vamos a ver cómo van Scarlett y su hermana.
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Prisión Fantasma
Teen FictionLos poderes son algo peligroso. No puedes vivir con ellos sin huir. Primero ser atacados y luego separados. Darse cuenta que aunque la mayoría de la vida a sido dedicada a entrenar, aún se puede ser muy débil ante los peligros del mundo. Kai está ca...