—Hija. —Su voz temblaba y sabía lo nerviosa que estaba, algo me estaba ocultando y debía saberlo.
—¿Dime madre?—Trate de sonar calmada, pero gracias a ella me sentía cada vez más ansiosa.
—No, es mejor que te lo diga en casa.
Sus dedos golpeaban frenéticamente el volante del auto y veía como sus labios ya estaban resecos y rotos debido a que los mordía constantemente, algo estaba pasando y sentía que era muy malo.
—Madre si es algo impo...—No pude continuar ya que ella me interrumpió.
—Te he dicho que en la casa te digo, Ya deja de preguntar. Tu voz me está irritando has silencio. —Grito molesta, aunque pude ver en su mirada más sentimientos, los nervios y la angustia se notaban. Era como si supiera que todo estaba mal y no encontrara soluciones.
Decidí quedarme callada, no quería molestarla más, pero entendí que la noticia que me iba a dar no era nada buena y tenía miedo de como afectaría mi vida lo que ella me tenía que decir, porque si había decidido buscarme en la escuela las cosas me involucraban y no para bien.
Luego de unos minutos en un silencio mortal y debatir mentalmente si hablar con mi madre o no.
Decidí que era mejor distraerme con otra cosa, me puse mis audífonos y reproduje mi playlist, la música siempre me ayudaba para relajarme en aquellos momentos en los que quería desaparecer o que todo el mundo desapareciera, me ayudaba a olvidar los problemas que tenía en mi caótica y patética vida.
Luego de unos minutos llegamos a la casa, mi madre se estaciono y salimos del auto, entramos a la casa y por fin hablo.
—Hija siéntate por favor.
Vi como cada vez más los nervios iban aumentando, a tal punto que se estaba mordiendo las uñas. A este paso me contaba rápidamente lo que sucedía o la pobre se quedaría sin uñas y sin labios.
—¿Ahora si me dirás qué es lo que pasa?
—Te tengo malas noticias.
Y dejando los nervios a un lado, llego la seriedad y eso no me gustaba, solo que me informara que eran malas noticias me hacía sentir mal, empecé a sentir mareo y como mi estómago se revolvía.
—Madre deja el rodeo y dímelo de una vez.
—Te irás a vivir con tus abuelos a Italia.
Soltó la gran noticia, siendo directa y poco sensible, fue así sin más y sin saber que acababa de arruinar mi vida o lo que hasta ahora conocía como vida.
—¿Abuelos? —Grite sin poder creerlo. —Espera, pero yo no los conozco, hasta imaginaba que estaban muertos.
—Lo sé, digamos que la relación con mis suegros no es la mejor y menos desde que murió tu padre, por eso no se había dado la oportunidad para que los conocieras.
—¿Porque justo ahora tendré que irme a vivir con ellos?
—No te lo había contado, pero estoy pasando por una crisis financiera, tenemos muchos problemas y no quiero que te involucres en eso o corras peligro por las deudas. Por eso me he comunicado con ellos y han decidido ayudarme contigo.
—¿Y mis hermanos se irá conmigo?
Si a mí me iban a abandonar como a un perrito a ellos también, era lo justo. No podían mandarme a Italia sola y todos quedarse acá siguiendo su vida.
—No, Erick se quedará conmigo me ayudará en la empresa y Alex decidió irse a vivir con unos amigos, el ya acabará la universidad y ha conseguido un empleo.
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LOVELESS: Una chica sin amor
Teen FictionElla los veía a todos, pero ¿quién realmente la veía a ella? Erika Sáenz siempre se ha sentido invisible en un mundo que a chicas como ella las han juzgado hasta atormentar su vida. Enfrentando el constante rechazo y la indiferencia de los demás, Er...