Chris
Mis Convers se frenan en seco, mientras que yo llego jadeando al edificio de todas mis pesadillas, o más bien dicho, una cárcel que todos los estudiantes quisieran quemar, o por lo menos los que piensan como yo.
También nombrado como Instituto.
Pero cuando parecía que todo estaba perdido, aún a un minuto y medio de que sonara el timbre para entrar a clase. Toco la puerta y entro.
Diviso a todos mis compañeros que están ya sentados en sus sillas y tranquilos.
Es que si te hubieses despertado a la hora y no hace 15 minutos, quizá, solo digo quizá. Hubieses llegado pronto.
Bueno, si dejamos atrás a esa vocecita que todos tenemos, o creo que todos tenemos. He llegado al instituto en un nuevo tiempo récord, dos minutos y trece segundos. Soy toda una heroína para la nueva generación.
Busco mi asiento con la mirada y lo encuentro, como no, vacío. Parece triste que todos mis queridos compañeros, por no llamarlos de otra forma, tengan a un amigo con quien sentarse al lado de la mesa. Pero en realidad sentarse sola no es tan malo, excepto porque tengo que hacer los trabajos sola, tengo toda la mesa para mí, y no a alguien que me este agujereando la oreja sobre cómo tengo que hacer las cosas.
—Buenos días, clase.–empieza a decir el profesor, con su acento francés, mientras me estoy sentando. Me ve y no se le ocurre otra cosa que decir.–Veo que para todos, no.
Que gracioso es el profe, eh. Me estoy partiendo el culo.
Que se note mi sarcasmo.
A ver, que quede claro, no es culpa mía que sin querer, queriendo haya pospuesto las alarmas del móvil 10 minutos más. Pero claramente sin querer.
Soy una gran fan de dormir, eso no me lo quita nadie, y yo creo que estoy enamorada de dos cosas, la comida y la cama. Pero en esta sociedad no está bien visto casarse con un pan de leche o una cama. Y eso que muchos están demasiado amargados por saber qué es el amor de verdad.
Las clases del profesor Le Grand, obviamente es un nombre francés, son siempre antes de empezar la semana, él continuamente nos explica su historia del traspaso que tuvo cuando tenía 18 años a Miami. Según lo que cuenta vino porque en su ciudad natal no había una buena universidad. Y siempre quiso venir a alguna de aquí. También dijo que era un gran fan de la playa, así que no se lo pensó dos veces antes de coger un avión.
Lo que me sorprende es que a sus 48 años se acuerde de todo lo que hizo en esos tiempos.
Le Grand es nuestro profesor de Filosofía, y en toda esta historia aparentemente aburrida, hay algo de valor. Los padres de Le Grand eran pobres. Entonces, para toda esa gente, que sigo llamando compañeros, aunque sea solo por la educación es una historia aburrida. ¿Que cómo sé eso? Antes me gustaba hablar con Le Grand porque me encanta la filosofía. El profe necesitó trabajar en 5 lugares a la vez para poder irse a la universidad que quería, y dejar algo de dinero para sus padres. Eso es una gran muestra de amor por los estudios y por sus padres.
Y gracias a Le Grand, el año que viene, me quiero ir a una universidad a estudiar la carrera de filosofía. De momento aún no he mirado ninguna universidad que me guste de verdad, y es que tampoco es que lo haya mirado mucho. Porque aún estamos a mitades de curso. Y aún me quedan muchos fines de semana en casa sola.
—Alumnos, hoy vamos a hablar de Platón y el amor. Este tema entrará en el examen de la semana que viene, así que os recomiendo apuntar. –dice el profesor haciendo apuntes en la pizarra. –La palabra "amor" es una de las más repetidas en canciones y películas, muchas veces surge como tema de conversación, aunque solo sea para rememorar "amores" felices o desgraciados. Pero... ¿sabemos lo que es el amor? ¿Podemos aprender a amar? Platón, al parecer, tiene algo que decir al respecto.
ESTÁS LEYENDO
❌▪ A lo bestia ▪❌
Teen Fiction«Joder, siempre lo mismo» Chris, una chica con sus 18 años, bipolar como ella sola, divertida pero encerrada, cansada de vivir siempre lo mismo y aburrida. Después de darse cuenta de que no hace nada con su vida. Decide cambiar y dar una vuelta a su...