JAVIER

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Otro día, otro mes, otro año más, trabajando en este cuchitril. Hermoso lugar para caer cuando das por perdido toda esperanza de conseguir otro trabajo decente. Acá caen los peores, los vagos como yo, los que no tienen metas/sueños. Siéndoles sincero tampoco que es un mal lugar, solo que no me agrada, no encajo. –Javier. Levante la vista para ver quién me llamaba, era la encargada, con veinte granos en la frente, más que ayer, a punto de erosionar.

–Javi, ¿podes limpiar el baño de clientes? Otro boludo cago afuera de la tapa otra vez.

Le conteste con un "ok", medio desanimado, aunque ni rechiste. ¿Porque me quejaría si este es el trabajo que elegí? No me queda otra, aunque no solo por eso no me quejo. Hoy es viernes y ya no importa nada, mi uniforme muere en una silla por dos días y revive el lunes junto con mi cuerpo. Hoy va ser un lindo día, bah, mejor dicho una linda noche.

Me acuerdo la primera vez que pise este lugar, había una fila larga. Me tocaba hablarle con el empleado, que me derivo al encargado, le pregunte si necesitaban gente para trabajar, y de la boca grande de la mole salió un largo:

-Yyyy miraaa vos sabes quee puede seeer.

Me recibió el curriculum con sus manos callosas (producto de estar bastante en el gimnasio fijándome en sus músculos) y me fui.

Supuse que con esa mala onda y cara de culo ni me iban a llamar, me equivoque. Me llamaron a los dos días y me citaron para una entrevista un sábado. Un viejo con cara de pocos amigos era el entrevistador. Me espere lo peor pero terminó siendo un viejo simpático.

Heme aquí, trabajando hace siete años. Siete años perdidos. Siete años sin rumbo ni metas en vida. Siete años de vagancia mental.

Salí del trabajo en hora pico y me dirigí a la parada de colectivos, si, colectivos, porque no me da para tener un auto. Las calles casi llegando a la parada son un desastre, grafitis con firmas estúpidas de gente que no tiene nada que hacer, condones usados en el suelo, botellas con restos de cerveza y gente revolcada en el piso con una colcha suplicando unas monedas.

Al llegar a la parada saque un cigarro y me puse a jugar con él un poco con los dedos, cuando en eso un auto casi choca a un camión de auto traslados, ya saben, esos que llevan varios autos encima. Las palabras que le grito el del auto al camionero empezaban por el mítico "hijo de puta" hasta "CARA DE CONCHA", si me lo preguntan, esas palabras contienen mucho poder dentro.

Mientras estaba distraído me di cuenta que me estaban pidiendo fuego para prender su cigarro, el pendejo no pasaba los 14 años, se lo preste con mala gana, se fue exclamando un "gracias viejo" palabras a las que no respondí. La verdad no entiendo cómo pueden empezar a fumar desde tan chicos, y eso que no hay ninguna publicidad de cigarrillos ni me imagino si las hubiere. Acto seguido, como una práctica religiosa, encendí mi cigarrillo, inhalando y exhalando el humo hasta que viniera el colectivo.

Ya arriba me decidí ir al fondo de todo, claro, para que las viejas no me reclamen el asiento y yo no les haría caso porque me estaría haciendo el dormido (no soy muy buen actor) y todo el mundo se volvería loco. Tres paradas se subió un nene con los típicos calendarios pequeños y anillos baratos pidiendo limosnas, todos le daban dos pesos o cinco. Yo no le di nada, ¿Qué va hacer con cinco pesos o más? La gente le da para salvarse las culpas, obvio, no quiero contribuir en eso, sentí una patada bien fuerte, era del niño que acto seguido fue corriendo con la fuerza de mil vientos. No me moleste, no me exaspere. Hoy es viernes, no me importa nada.

Agarre el teléfono y marque al número de mi dealer: -¿Che tenes eso no? Con otras fuerzas de mil vientos me contesto con un "obvio pa, como no" entonces le dije que me lo traiga a mi casa que en quince llegaba. Respondió con un "Dale vieja" seguido de veinte emoticones emocionados.

JavierWhere stories live. Discover now