La contradicción

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La palabra 'animalista' se utiliza desde lo cotidiano y desde el sentido común para describir o referirse a aquellas personas u organizaciones que dedican su tiempo a alimentar, entregar en adopción, esterilizar y promover campañas en favor de la 'tenencia responsable' de los mal llamados animales de compañía, o como ellos se refieren, a sus 'mascotas'. Curiosamente los 'animalistas', dejan de lado o directamente ignoran a la gran mayoría de animales que se encuentran en este preciso momento en condición de esclavitud, servidumbre y propiedad para satisfacer caprichos humanos. En otras palabras, utilizan un concepto que nos da a entender una idea que es muy distinto de lo que realmente son.

Es bastante común que cada uno de nosotros haya notado la contradicción existente entre aquellas personas u organizaciones que se hacen llamar animalistas, pero que no asumen el veganismo como su postura frente a la explotación animal. Sin ir más lejos, esta postura "animalista" dice defender y priorizar la situación de los animales, sin embargo, al no asumir el veganismo, dejan de lado al 90% (si es que no más) de ellos. En realidad las personas que se dicen animalistas, generalmente solo son mascotistas, es decir, solo se preocupan de aquellos únicas dos especies a las que les han otorgado cierta preocupación moral; perros y gatos. Es fácil entender esto último, pues tanto perros como gatos comparten la cotidianeidad de nuestras vidas. Compartimos con ellos el quehacer de nuestras vidas. Muchos de ellos nos acompañan durante largos pasajes de nuestra historia personal, los vemos sufrir, los vemos enfermar, los vemos alegrarse, los vemos comer o llorar, incluso nosotros también sufrimos cuando a ellos les ocurre algo que se escapa de nuestras manos. En resumidas cuentas, compartimos parte o gran parte de nuestro tiempo con ellos, por lo tanto, no es extraño que esta relación directa con ellos nos haga rápidamente entenderlos como sujetos de consideración moral, pues, entendemos que ellos tienen también intereses propios y que -al igual que nosotros-, son sujetos de una vida, cada uno de ellos es tan particular y distinto entre ellos como nosotros lo somos del resto de humanos. 

Esta visión en particular no tiene nada de malo, ni tampoco está errada, el problema llega cuando solamente nos limitamos a estas únicas dos especies, y no extendemos nuestro respeto a todo el resto de animales.

La confusión animalistaWhere stories live. Discover now