Victorious (Brendon Urie y tú)

Fly me to...

La fiesta sigue sin mucho problema, todos podemos relajarnos y divertirnos. Holly y Pete ya han dejado sus vergüenzas a un lado y están hablando animadamente. Sonrío al verles tan felices.

-Ves T/N, estas fiestas son una gozada-me dice Brendon, que está a mi lado sosteniendo una copa de champán- la gran mayoría de los que vienen son famosos y nadie viene a molestar ni a invadir la intimidad de nadie.

Le miro, le robo la copa de champán y doy un sorbo.

-Piensa que de todas maneras- le respondo- los de la tele sabemos comportarnos y no vamos pidiendo fotos ni aceptamos citas de los invitados -digo con una fingida mueca de asco  hacia Brendon.

-Tonta.-me dice riendo y me da un beso en la sien- hubiese sido idiota de dejar escapar la oportunidad de volverte a ver. Mi otra estrategia era dejarme algún objeto en los estudios... pero habría sido Zack el responsable de irlo a buscar y hubiese sido raro...¿sabes?

Me echo a reír. 

-No me arrepiento de haber ido a aquel concierto-afirmo con una sonrisa tímida.

-No me arrepiento de haberte invitado. Ni de haber tenido esa cita en tu casa. 

Sonrío y le beso. 

Veo a Lucy que se acerca a mí y me da la mano. 

-T/N, ¿cómo estás?

-¡Hola Lucy!-exclamo, contenta- bien, ¿te gusta la fiesta?

-Todo bien,-esboza una sonrisa- ¿te sigues acordando del lenguaje de flores victoriano?

Me sonrojo. Claro que me acuerdo. No de todo exactamente, pero sí de lo bien que Brendon lo ha usado conmigo. 

Asiento con la cabeza.

-Gracias, Lucy-le digo viendo como ella se va y se despide con la mano de mí.

Una vez paran de venir a saludarme algunos invitados me pido una copa de champán, que acabo casi vaciando en un par de tragos, hace calor y tengo mucha sed.

Van pasando las horas y Brendon y yo vamos hablando con todo el que se nos acerca, reímos un rato con Fall Out Boy, Holly y Charles. 

Son casi las 4 de la mañana, me duelen los tacones y la cabeza. Les digo a los demás que me voy a ir y se despiden de mí. Brendon me imita y salimos los dos por la puerta. 

Londres a esta hora no duerme, sólo se queda en un estado leve de somnolencia. Pasan algunos coches en casi silencio, no se oyen frenazos, ni golpes de claxon. Pasa una brisa fría y se me eriza el vello de los brazos. Me quedo parada en el bordillo, para cruzar la calle y busco en mi bolso mi poco usada Oyster Card para coger el metro hasta mi piso.

-¿Qué buscas?-pregunta mi novio, que se ha quedado parado a mi lado. 

-La...Oyster-respondo, sin mirarle a la cara, examinando mi monedero, moviendo mis tarjetas y documentación una a una. 

-¿Para qué? Nos han puesto un coche a los invitados, con chófer, le pido que se desvíe hasta el Soho y te dejo en casa. 

Levanto la cabeza y entrecierro los ojos. Y para qué busco entonces, pienso. 

Brendon se echa a reír y me tiende la mano. Acabo de guardar todo otra vez, nos cogemos de la mano y le sigo a un parking al descubierto que hay al lado. Ahí hay varios coches negros y chóferes esperando. 

Sigo a Brendon hasta que encontramos al que parece que le ha acompañado hasta la fiesta. El  hombre con traje nos saluda y nos abre la puerta. Nos metemos en la parte trasera y ambos nos abrochamos los cinturones.