- ¡Yo ya no le aguanto! ¡Es un cabeza hueca! .- bufó el pelos de flama.
- Pues tú... no estás casada con él .- suspiró Milk, profundamente.
- ¿Y qué me dices de lo despistado de qué es? ¡Ya es mayorcito para tener que estar pendiente de él! .- se qu...
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— Eso fué lo que escuché .— susurró con un hilo de voz el pelos alborotados mientras dejaba caer todo su peso sobre el sillón de aquella casa.
— Mira... no te conozco... y a ellos tampoco, pero creo que debes pedir una explicación .- comentó con aquella dulcura, que según había empezado a analizar el sayayin, era típico de ella.
— ¿Explicaciones? .— se recolocó de nuevo en el sillón .— ¿Para qué me vuelvan a decir de todo?.
— Tú mismo necesitas saber porqué querían que te fueras de sus vidas. Lo necesitas para poder seguir adelante .— la joven de cabello castaño se acercó a él, y acarició su mano .— Debes afrontarlo, debes ser fuerte.
El sayayin tragó saliva y durante unos segundos meditó. — Quizá tengas razón... pero tengo miedo .— cerró sus grandes ojos para evitar volver a llorar, aunque ya casi no tenía lágrimas.
— Eso es inevitable... pero es el mayor motivo que hay para no rendirse .— Esbozó una tierna sonrisa.
— ¿Me acompañarías? .— suplicó a la joven, mientras la observaba con un rostro triste.
— Sí, claro que sí .— de nuevo, aquella sonrisa se dibujó en su rostro.
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Tras unos 40 minutos de camino, el pelos alborotados pudo dislumbrar su casa a lo lejos. Ya había caído la noche y la casa estaba cerrada. Un humo indicativo de que Milk estaba cocinando emergía de la chimenea.
— Es ahí ... .— detuvo su paso, haciendo que __ chocara contra su espalda.
— Tranquilo ... .— Colocó su mano tras la nuca del pelos alborotados.
— Espérame aquí ...
No muy seguro, Goku se comenzó a acercar a la que hasta ese momento era su casa. Tenía miedo. No quería enfrentarlo, simplemente quería desaparecer.
Sin embargo, las palabras de aquella joven, estaban llenas de una verdad que debía afrontar. Se detuvo delante de la puerta, y con el corazón el mano, tocó un par de veces en la puerta.
Comenzó a respirar cada vez más rápido al escuchar los pasos, seguramente de Milk, acercarse hacia la puerta.
Finalmente, la puerta se entre abrió, para dejar paso a el rostro de alguien muy familiar para él, pero, no era quien esperaba encontrar.
