Lo había visto antes. En los pasillos del colegio, en las calles de su pueblo, luego en el bus que les llevó a ambos hacia su nueva vida en la ciudad, donde podrían asistir a la universidad. Era tan bello, tan inalcanzable que Mingyu no era capaz de comprender que alguien como el azabache existiese.
Wonwoo a veces le sonreía, una especie de reconocimiento, de te-conozco-y-ambos-somos-forasteros-lejos-de-nuestro-hogar que era más que suficiente para hacerlo sentirse bien por semanas. Con tan solo saber que el mayor era consciente de su existencia; que ese sentimiento platónico que llevaba desarrollándose por varios años podía tal vez convertirse en un hola.
Y Mingyu, realmente, estaba satisfecho con eso. Si algo había aprendido de sus veinte años de vida es que el universo no lo apreciaba y pedir más de lo merecido siempre se volvía en su contra. Jihoon era un excelente ejemplo de ello: se enamoró del mayor durante tantos años y al otro nunca le importó. No tenía por qué hacerlo, en realidad, lo que llevó al moreno a acallar sus sentimientos y aceptar la derrota –esa y las muchas otras que le siguieron.
Entonces apareció Wonwoo, tan ajeno a él y a su vez tan pendiente de regalarle esa sonrisa amable que renovaba las energías de Mingyu. Y, aunque para el menor era suficiente, para Wonwoo no lo fue. Mientras estaba sentado en el bus –de vuelta a la universidad luego de un agradable fin de semana con su familia –con los audífonos puestos, el azabache simplemente se sentó a su lado y le habló por primera vez.
Ese "hola, te he visto por el campus antes" fue lo que Mingyu necesitó para dejarlo entrar a su vida. La corta oración se convirtió en dos horas de ambos conociéndose, riendo ante las anécdotas del otro; luego en una tímida invitación del moreno a verse otra vez, y de ahí las tardes transcurrieron rápidamente.
De pronto lo inalcanzable estuvo en la punta de sus dedos y la maravilla de tenerlo tan cerca era embriagadora. Y, de nuevo, Mingyu estaba contento con la simple amistad, pero Wonwoo quiso más. La noche que le robó su primer beso fue tan inesperada como bienvenida –aunque nunca lo admitiría a otra persona, Mingyu bailó y cantó hasta el amanecer a solas en su pequeño apartamento.
El recuerdo seguía reproduciéndose en su mente, causándole un hormigueo en la boca del estómago: mientras jugaban a hacerse cosquillas –y saltaban en el trampolín instalado en ese parque de ciudad –Wonwoo se aprovechó de su debilidad y atrapó ambas manos del menor, jalándolo hacia el frente y atrapando sus labios en el movimiento. Tan trillado, tan romántico, tan inusual en la vida de Mingyu. Por primera vez tenía algo que quería entre sus manos, algo que nunca se atrevió a pedirle a las estrellas por lo inalcanzable que parecía –y ahí estaba, saboreando el helado de menta que compraron horas antes de sus labios.
Incluso cuando Mingyu se ponía límites al desear, Wonwoo le hizo cambiar eso. Con cada sonrisa, cada beso, cada conversación hasta el amanecer; todos esos pequeños detalles le hicieron rendirse. Sin siquiera darse cuenta, ya el menor lo quería a su lado, lo quería para él. Wonwoo derribó sus barreras y Mingyu no pudo evitar desear tenerlo. El chico de ojos rasgados y cabello azabache valía la pena.
Pero el universo era una perra y fue culpa de Mingyu olvidarlo. Fue su culpa ignorar a Jihoon y como este –incluso después de la inexperta confesión del moreno –se encogió de hombros y le prometió que su amistad no cambiaría. Siendo alguien que temía imaginarse un futuro con alguien a su lado –luego de tantas veces de haber sido desechado como un pañuelo sucio, llegaban las secuelas –fue su culpa imaginarse el día en que podría conocer a los padres de Wonwoo, a su hermano, ser presentado a sus mejores amigos.
Sin atreverse a dar el primer paso, fue su culpa esperar a que Wonwoo pronunciara las palabras "quiero estar contigo".
Y, justo después de la magnífica ronda de sexo en su vieja cama, fue su culpa el que se le acelerara el pulso cuando Wonwoo confesó tener algo que decirle. Él solo quería escuchar esas tres palabras, tan sencillas para otros pero casi un tabú para alguien como Mingyu, que no parecía nunca ser suficiente para los demás.
Porque Wonwoo ya no era el chico de su pueblito que viajaba en su mismo bus y le sonreía en los pasillos de la universidad. Wonwoo estaba desnudo, acurrucado entre sus brazos y acariciando los rasguños en su espalda con parsimonia, así que Mingyu tenía derecho a esperar más, ¿no?
Y él quería esperar más. Él quería dejar esa inseguridad atrás y sentirse digno de alguien como Wonwoo, alguien tan maravilloso y único como el azabache.
─Min, no esperes más que esto de mí.
:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:
Un pequeño Meanie basado en una historia real *coughcough* y con la canción de Demi porque me recordé de esto mientras la escuchaba y me pareció divertido escribirlo.
Además, la portada es una caca porque las páginas que usaba para crearlas ya no me dejan hacer nada sin pagar y pues, así no funciona (me dueles, PicMonkey </3) Si alguna siente pena por estas portadas feitas yo acepto donaciones XD
¡Gracias por leer!

YOU ARE READING
Dímelo • MEANIE •
Фанфик«Tres palabras y Mingyu podría intentarlo.» Pareja: Meanie (Mingyu x Wonwoo). Género: romance, angst. HISTORIA PROPIA. No adaptar parcial ni totalmente sin mi permiso.