Luces fuera.

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El Sol y la Luna no tenían la dicha de conocerse, desde el origen de los tiempos se asignó una tarea a cada uno. 

El Sol debía brindarle vida y calor a todo lo que fuese capaz de alcanzar con su luminosidad, abrigar e incluso hostigar en ocasiones. La luna por su parte; tenía que controlar el océano con su gravedad, para evitar daños colaterales, además de eso, la Luna era un hermoso adorno en el negro cielo, rodeado por las estrellas cuidaba de los otros día a día. 

Ambos desempeñaban de manera excepcional su tarea, todos estaban satisfechos... Después de cierto tiempo de trabajo, por primera vez el Universo les concedió un descanso a ambos, podían pasear libres durante un rato y en ese momento por primera vez, se conocieron. 

Fue amor a primera vista, ambos quedaron impactados cuando se encontraron, no podían creer cómo era posible semejante belleza. Ellos se miraron y posteriormente, se acercaron para conversar unos minutos; mientras esto ocurría, debajo, las personas de la tierra se asombraron con tan maravillosa vista, una tan milagrosa que parecía irreal. Los dos amantes notaron que sus siluetas encajaban de manera perfecta, ¿Destino? No lo sabían, ellos plasmaron un único momento durante un pequeño instante abrazándose. No tantas palabras fueron necesarias para transmitir ese sentimiento tan bello.

Tuvieron que aceptar la cruel realidad y volver a sus labores durante años más. El efímero castigo de la despedida; la rutina como cadenas, el amor como una salvación; el Universo presenció todo esto y su corazón enterneció, instantáneamente su pensamiento se iluminó y tuvo una gran idea; sin embargo, decidió pedirles volver a sus tareas. 

Resignados pero conscientes de sus responsabilidades, volvieron al trabajo; el Sol no volvió a ser el mismo, estuvo pensativo todo el tiempo, no le gustaba la idea de alejarse de alguien que recién había conocido y causó tan grande impacto en su ser; celoso al ver tantas parejas felices tomadas de la mano regocijándose de una manera envidiable, para evitar la soledad, el perseguía a todos. Él sólo quería compañía. 

La Luna estaba triste, extrañaba a su amado, incluso no sabía si lo vería de nuevo; creyó que quizá ese sería el último encuentro, !No! Ella no podía aceptar eso, se sentía desdichada al igual que el Sol. Observaba a las personas viviendo llenos de compañía y amor; sin embargo, eso no evitaba que ella experimentara una sensación de vacío en sus adentros, debía ser fuerte, salir adelante y mantener un hilo de esperanza, uno que se aferrara fuerte al corazón de su amado, para hacer un trato eterno de amor, uno que no se rompería jamás. 

Un día entre tantos, el Universo les pidió darse unos minutos libres de nuevo, tiempo de libertad para reencontrarse. La felicidad de ambos era algo por lo que él se preocupaba, alegremente accedieron a la petición, ambos abandonaron su puesto y se dirigieron rápidamente hacia el lugar en el que se encontraron por primera vez.

Las lágrimas brotaron de sus rostros y una sonrisa escapó también; acercándose el uno hacia el otro,  se dieron un fuerte abrazo, uno que otorgó una perfecta vista para aquellos que permanecían en la tierra. Ambos expresaron cuánto se extrañaron y cuán grande era su deseo de permanecer juntos El Universo interrumpió el emotivo encuentro para dar un comunicado. 

—Todos los seres en este sistema solar han sido testigos de su amor en el estado más sincero y puro; todos deseamos que permanezcan juntos, pero, no es tan sencillo como parece, hay vidas que al igual que las de ustedes son importantes. Esta gente tiene sueños, cosas que quieren para su porvenir. Todos necesitan de ustedes para sobrevivir, hay gente enamorada y feliz aquí abajo, hay gente triste que sólo añora compañía y ustedes la brindan de la manera más sincera para ellos, también existe gente que no está consciente de lo necesarios que son ustedes para que la vida se mantenga en curso; tengo una oferta que no podrán rechazar.— 

El Universo comunicó que los humanos fuimos creados para provocar nuestra autodestrucción, que no hay nada que podamos hacer para poder evitarlo; aquel sabio les pidió salvaguardar nuestras vidas hasta que eso ocurriera; proteger la vida mientras exista, hasta que no quede absolutamente nada para cuidar en este planeta.

Él les permitió estar juntos cada cierto tiempo, para no perder esa llama de amor incondicional que negaba a morir, cuando todo este dulce martirio termine, ellos podrán estar juntos por siempre. Se darán un último abrazo y después desvanecerán entre la nada. 


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⏰ Last updated: Jul 18, 2018 ⏰

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